Boxear es contra el sentido humano, cuando te arremeten a jabs y rectos contundentes, no te alejas, te acercas más, embistes, te asestan un golpe y no retrocedes, buscas la manera de aproximarse más aún, encontrar la oportunidad, desplazarte sobre la lona con ligereza, soltar uno, dos o los golpes que se puedan, conectar cada uno de ellos y derribar al adversario, es de muchas sensaciones, es como una metáfora de la vida.
Si se puede decir así, no es un deporte fácil, ningún otro tiene como base principal, salir a encararse contra otra persona que también tiene lo mismo en mente: golpear, golpear, golpear, sin importar el dolor de los nudillos o de las muñecas. No es sencillo tampoco, para nada, mantenerse en equilibrio cuando te persiguen hasta el agotamiento, mientras tratas de concentrarte en no ceder un solo espacio, un solo resquicio por donde pueda escurrirse un directo que puede sacudirte con todo y emociones, sin descuidar la respiración de los pulmones agitados.
Boxear es de dolor, se plasma desde los mismos entornos a donde acuden aquellos que sufren del bullying, de los hogares descompuestos, de la atmósfera de peligro que envuelve muchas veces, los espacios de entrenamiento.
Coronado Box Club de Boxeo, está ahí. Dentro del centro comunitario Plan Ponciano Arriaga, en el extremo norte de la capital potosina, escondido entre árboles de pirules y mezquites. Lo que queda de un reservorio de desastre, entre hierbas y desechos de lo que fue la corriente del río Paisanos, que en ocasiones cada vez más distantes, lleva agua.
Por la noche, cuando concluyen las lecciones, unas tenues luces de las escasas luminarias del alumbrado público, le imprimen aún más esa estampa de ferocidad.
Está sentado en una banquita de ejercicio, interrumpido por la pregunta de un boxeador que pide instrucciones.
-"¿Qué más sigue coach?".
-Síguele con la rutina, abajo, repeticiones, y le sigues con la cuerda.
Omar Coronado, sigue sentado, lo observa. Es el instructor principal, titular del área de boxeo del centro comunitario.
Es Coronado Box Club de Boxeo. Es también el artífice de varios talentos, entre ellos, su hermana Fátima 'Fati' Herrera, con 22 años de edad, ella después del Golden Belt en Rumania, ganó su pase a las Olimpiadas de París, Francia 2024. Ella comienza su participación a finales del mes de julio y durante agosto. Hasta donde su técnica boxística le permita. Su hermano cree que tiene potencial para el medallero, pero no quiere que esa súbita fama que concede la gloria olímpica, la marié y pierda el rigor, el compromiso, el hambre del buen boxeo.
Ambos viven por el rumbo, en el fraccionamiento María Cecilia, el Club de Box está a 15 cuadras de distancia, sobre una avenida mal iluminada, en la que es común observar decenas de perros que deambulan en la calle. En la avenida del Sauce, se vuelve a mano derecha para llegar al centro comunitario municipal, desolado desde hace años, y rehabilitado en el gobierno actual.
Coronado resume: un boxeador de calidad, con potencial de ganar un nacional o un mundial, por lo general no te sale de entornos distintos a éste, no sale de un poniente de la ciudad, un boxeador sale del hambre de sobresalir, de ir por mucho más, y de mucho dolor y sacrificio.
Preparar un boxeador que sin miedos, con la mirada desafiante, pueda plantarse en el cuadrilátero, Coronado relata que puede tardar entre cuatro a seis años.
Las imágenes de afamadas películas, Rocky o Million Dollar Baby, son ciertas, un verdadero boxeador se levanta a las horas de madrugada a correr, hacer series de ejercicio, y dentro del gimnasio, sus 12 rounds, en la perilla, en el costal, en el boxeo de figura. Practicar hasta el cansancio, sin perder el hambre.
Coronado insiste en la metáfora: el boxeo es un deporte que duele, te enseña que duele, y aún así te levantas, una y otra vez.
Lo mismo llegan al Club de Boxeo, los que solo buscan instrucción para defenderse, o los que han descubierto el potencial, encuentran su oportunidad.
Cuando comenzó a administrar el área de gimnasio de box, en el centro comunitario, Omar Coronado lo hizo con su convicción personal de crear un semillero de boxeadores altamente competitivos, rivalizar con entidades norteñas del país, o con Jalisco. San Luis Potosí, no ha dado en su score un campeón mundial.
El gimnasio municipal, en la recóndita y hostil calle 16 de septiembre, cree que ya lo ha dado todo, admite el aporte, capacidad y técnica de los Koasicha, la de sus instructores, pero añade que ya ha sido todo.
Y, como una crítica al sistema deportivo, expone que los atletas destacados en varias ramas, originarios de SLP, en realidad han hecho su carrera fuera de la entidad.
Hoy, a 15 días del comienzo de una justa olímpica, está la posibilidad de que una potosina gane una medalla en París.
-"¿Con qué le sigo?".
-Va costal, ejercicio, práctica, y nos vemos mañana.
Son las 20:00 horas.
Coronado hace más reflexiones, la del hambre que envuelve a un gran boxeador. La otra, la de la disciplina deportiva que ayuda a escapar de los entornos tan hostiles.
Boxear es como la vida, y contra el sentido humano, los golpes no te amilanan y te levantas las veces que sean necesarias.
'Fati' Herrera tiene por enfrente en las Olimpiadas, a rivales que ha enfrentado antes.
"El deporte Gloria de México, es el box", insiste una y otra vez.
Antes de que cumpla 41 años, como una promesa personal, confesional, asegura que SLP dará un campeón mundial de boxeo.
Afuera del gimnasio, es una explanada de polvo, oscuridad de los árboles, el río seco, entre las calles de la adversidad. Golpes de la vida directos al rostro. Es boxeo.
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