Dr. Jaime Chalita Zarur | 13/07/2024 | 11:54
La ilusión del dinero ha cautivado a las personas durante la historia de la humanidad. El tener más y mejor que los demás se ha vuelto el cadalso de las personas que se han muerto por el tener y querer. Los conflictos entre personas por lo material, nos han hecho presas del materialismo excesivo y, de los deseos de dominar a los demás.
Las diferencias entre lo que es, y debería ser, se hace cada vez mucho más profunda, en una realidad en la que, muy pocas personas tiene mucho y muchos tienen muy poco, apenas para vivir o, sobrevivir. La co se tracción de la riqueza, no ha dañado enormemente, haciendo muy profunda la división de clases, odiaos siempre, en la sociedad.
Una realidad es la que viven algunos que concentran la riqueza de tener, en muy pocas familias y otra realidad que, por cierto no se quiere reconocer, por quienes administran los países, es la pobreza mundial; pero igual se regatea, para no reconocer y al contrario, publicar cifras alegres de reducción, en quienes padecen las limitantes económicas. Es así, lo que se persigue por quienes desean el control de las riquezas.
La transmisión de ideas y la propagación de las mismas, son en ocasiones criminales, generando pseudo realidades, llenas de falsedad y se quieren trasmitir como la verdadera vida que se vive en las familias. Mentiras y engaños, promesas y falsedades que engañan. Cumplir es lo que aniquila a quienes solo persiguen tener dinero y poder.
Mucho se ha presumido el aumento del salario mínimo que, de paso habría que recordar que en diciembre de 2016, fue la COPARMEX Nacional, quienes promovieron el movimiento ascendente, desde luego, que dependía de la Comisión de Salarios Mínimos y, de las políticas de desarrollo económico y por ello las resistencias.
La historia cambió con la llegada de la administración federal actual, creyéndose que era el Ejecutivo quien en su eterna benevolencia, había decidido aumentar el salario mínimo. Pero, así no fue, sino hasta después.
Aumentos muy importantes en el salario mínimo se dieron a las personas, pero que, literalmente fue como una ilusión, un espejismo que no reflejó lo que se quería. En teoría elevar la calidad de vida y el poder adquisitivo de la moneda, hoy muy complicada porque, aún cuando se quiere separar el poder político del económico, siempre prevalecerá la convivencia, utópicamente en equilibrios.
Nada de aquello paso. La inflación y espacialmente la que incide en la de artículos de primera necesidad, rebasa los aumentos en el salario mínimo. A ello hay que agregar la devaluación de la moneda Mexicana que deja indefensas a las familias para seguir luchando por las formas de vida que en muchos casos se tornan insostenibles.
Las ilusiones, vendidas en promesas, sigue siendo el flagelo de los países, hasta que la desesperación y hartazgo tengan la reacción que nadie desea.
@jaimechalita