Expresidentes, exgobernadores y militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) han emitido un pronunciamiento como último recurso desesperado para frenar la posible reelección de Alejandro «Alito» Moreno, según información publicada por EL PAÍS.
Más de 250 priistas críticos a la actual administración han firmado el documento, el cual ha sido desplegado en diversos medios de circulación nacional. Los opositores enumeran los errores de la dirigencia y expresan su preocupación sobre el objetivo de la asamblea nacional del próximo domingo.
Entre los firmantes del documento se encuentran destacados exdirigentes del partido como Dulce María Sauri, Enrique Ochoa, Pedro Joaquín Coldwell y José Antonio González.
También se suman el excandidato presidencial Francisco Labastida y el exsecretario de Turismo Enrique de la Madrid, además de un bloque de exgobernadores como José Natividad González (Nuevo León), José Reyes Baeza (Chihuahua), Arturo Montiel (Estado de México) y José Antonio González Curi (Campeche). Exdirigentes estatales y exintegrantes del Comité Ejecutivo Nacional también han alzado la voz ante la inminente asamblea del 7 de julio.
En los últimos días, las voces críticas a la actual administración han encendido las alertas de la reelección. La previsión de reformas a los documentos básicos de la agrupación política, mantenidas en total secrecía, y el silencio de Alito ante las críticas han elevado las suspicacias sobre un presunto plan de Alito para extender su mandato por cuatro años más y consolidar el control absoluto del partido, incluyendo la designación de los coordinadores del Congreso.
Tras acusar a Alejandro Moreno Cárdenas de destruir al PRI, varios senadores; Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila Villegas y Nuvia Mayorga Delgado, renunciaron a su partido.
Los opositores a las formas de Moreno para conducir el partido han dejado pasar dos años para volver a alzar la voz. En su pronunciamiento han hecho un recuento de los descalabros de la actual dirigencia, recordando el episodio de junio de 2022 en el que una docena de expresidentes exigieron la renuncia de Alito tras los desastrosos resultados electorales. En ese momento, el dirigente prometió dejar el cargo en agosto de 2023, pero meses después extendió su mandato un año más.
Con este escenario como antecedente, ahora se convoca a una asamblea nacional acordada en las cúpulas del partido, cuya convocatoria fue publicada el 7 de junio, un día después de la elección. La urgencia de convocar a la reunión semanas antes de que Alito deba dejar la dirigencia aumenta la desconfianza entre las voces críticas.
Los priistas opositores, algunos relegados de la vida partidista y otros que se han distanciado, urgen la renuncia de Alito «dada la dimensión de la grave crisis que vive el partido y por las cruciales transformaciones que este requiere para seguir siendo una opción políticamente viable», señalan en su pronunciamiento.
Proponen que la presidencia interina se integre democráticamente por «un grupo de expresidentes, cuadros de prestigio y reconocimiento» que conduzcan de manera colegiada e incluyente los trabajos de la próxima asamblea.
Esta asamblea, sugieren, debería realizarse después de un análisis de la situación del partido y la transformación necesaria, incluyendo el replanteamiento de todos los documentos básicos y el reforzamiento de la estructura territorial. Destacan también la propuesta de reforzar el principio de «no reelección de la dirigencia» en las reformas a los estatutos.
Mientras la presión sobre Alito aumenta, en los hechos, es probable que tenga pocas consecuencias inmediatas, ya que el presidente controla la cúpula del partido y tiene el quórum suficiente para sacar adelante su reelección.
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