Para West, quien desde entonces ha publicado varios videos de sus vuelos a pelo (incluido su vuelo más largo, un maratón de 21 horas de Londres a Perth, Australia), la práctica simplemente resultó de lo mucho que tiene que viajar por su trabajo en la industria musical. “Me cansé de ver las mismas películas”, dice. West compara volar a pelo con la meditación. “Visualmente, estás algo limitado. Solo puedes mirar el asiento frente a ti, a tu derecha o izquierda si estás en la ventana. Todo lo que escuchas es ese sonido rítmico del motor. Es solo ruido blanco”.
Más que una simple tendencia
Pero West y otros también han llegado a ver los vuelos rawdogging como una especie de desafío, como el Tough Mudder [una serie de eventos de resistencia] o el No Nut November [un reto anual en internet de abstinencia sexual durante el mes de noviembre], cuyo objetivo es ver hasta qué punto los participantes pueden privarse de las comodidades, incluyendo refrigerios y bebidas gratis e incluso visitas al baño. Un verdadero “rawdogger” no se permite ninguna indulgencia.
West dice que las mujeres que han comentado en sus videos generalmente lo hacen para expresar sorpresa. Volar a pelo parece ser una “cosa masculina”, dice. “Todo se trata de lucir cool. La mayoría de los chicos lo abrazan como una broma o como, ‘Somos tan duros. David Goggins no tiene nada contra nosotros’”.
Winkie está de acuerdo. “No creo que los hombres tengan la misma ‘cultura de gratificación’ que las mujeres, lo cual es francamente una lástima”, dice. “Un vuelo largo, para las mujeres, es el lugar perfecto para organizar un itinerario completo de gratificaciones, y creo que los hombres tienden a ser más estoicos y extraños sobre los espacios en los que se permiten recibir placer”.
Aun así, West dice que un viaje reciente de Londres a Bali (20 horas) le enseñó que hay beneficios de volar a pelo más allá de su naturaleza meditativa o del anhelado detox digital. Sus mejores ideas, dice, han surgido del tiempo que pasa mirando el mapa de vuelo, solo pensando. “Estoy ahí como, Oh, estamos volando sobre Afganistán. Oh, estamos a 36,000 pies en lugar de 37”, dice. “O como, Oh, creo que eso es una buena idea para una nueva serie en mi TikTok”. La experiencia lo dejó renovado. “Cuando vi a mi mamá al aterrizar, ella dijo, ‘Tienes tanta energía’”, recuerda. “Y yo le dije, me siento bien. Me siento recargado. Siento que he tenido tiempo para mí mismo”.
El último beneficio puede ser el más significativo: todos los demás te dejan en paz. West recuerda cómo un hombre que estaba sentado a su lado en el pasillo del medio optó por pasar apretado entre dos personas del otro lado en lugar de molestar a West. “Debe haber pensado, ‘No quiero molestarlo ahora,’” dice West con una risa. “’Está concentrado en esta altitud’”.