Aunque no está definido como un síndrome, un hombre que asume con su pareja el comportamiento de parecerse a un padre, con regaños incluidos, suele ser un escenario muy incómodo para ellas
Bienvenida a una de las situaciones o distorsiones (como me gustaría llamarlo) más comunes que pueden ocurrir en una relación: cuando tu novio se cree o se comporta como tu padre, e incluso llega a tratarte como a una niña pequeña, con regaños y sermones.
Aunque no está definido como un síndrome, como por ejemplo el “síndrome de Wendy”, que se produce cuando deseas complacer a tu pareja en todo, suele ser un escenario bastante incómodo para la mujer. Lejos de tener un confidente amoroso, con el que vives aventuras y experiencias del noviazgo, tienes a una persona que te regaña constantemente y te sobreprotege.
De hecho, lo mismo puede ocurrir en el escenario inverso, que tú te comportes como la madre de tu pareja, o lo que es peor, que ese hombre desarrolle el “síndrome de Peter Pan”: que piense y actúe como un niño.
La psicóloga Elena Sanz, especializada en psicología clínica y psicoterapia cognitivo-conductual, además de ser colaboradora de Mejor con Salud, señala que este tipo de comportamiento “está normalizado”, por lo que muchas parejas no se dan cuenta del error en el que están cayendo.
Cuando no se aborda la situación, esta dinámica distorsionada causa problemas de comunicación, entendimiento de roles y desempeño sexual. En el peor de los casos, podrías sentirte tan asfixiada de su conducta que acabarás pidiéndole un tiempo o terminando la relación.
Qué hago cuando mi pareja se comporta como mi padre
Además de ser profundamente incómodo, el escenario también es curioso, por aquello de que las mujeres quieren conseguir a un hombre que se parezca a sus padres. Generalmente, estos anhelos se centran en la protección, la fuerza física y el deseo de sentirse representadas.
Pero cuando dicho anhelo se vuelve literal, tu relación tiene un problema que requiere pronta solución.
La psicóloga Elena Sanz aconseja la búsqueda de ayuda profesional, sobre todo cuando ninguno o solo uno de los miembros ha logrado identificar esa distorsión en los roles y la dinámica.
Un experto “puede ayudarte a detectar qué actuaciones en específico se deben modificar”.
Asimismo, el profesional les guía en la comprensión de emociones que se esconden detrás de esos roles, un novio-padre o una esposa-madre, ofreciendo herramientas para que la relación tome un rumbo más saludable.
Al final, el foco debe estar puesto en el conocimiento de los roles individuales y como pareja, además de establecer límites que siempre son necesarios. “Hagámonos cargo de nuestros asuntos y obligaciones, de nuestras tareas y decisiones”, dice la psicóloga.
Y cuando tu pareja pretenda asumir un rol que está fuera de los límites, debes poner el freno y recordar por qué están intentando cambiar. En las relaciones de hijos y padrastros también suele suceder, así que primero convéncete de que atraviesas por una situación incómoda, pero normal.