Al menos 59 científicos y miembros del personal de universidades en Países Bajos han necesitado medidas de seguridad el año pasado, sobre todo quienes trabajan en temas como la crisis climática o la migración, según datos publicados este lunes del monitor neerlandés WetenschapVeilig (Ciencia Segura).
La Real Academia de Artes y Ciencias de Países Bajos (KNAW), las universidades (UNL) y la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica (NWO) lanzaron a finales de 2022 el portal WetenschapVeilig, punto de contacto en Países Bajos para que los científicos denuncien intimidación, odio y amenazas, y está en comunicación con la Fiscalía y la Policía.
Las cifras publicadas hoy sobre medidas de seguridad son los primeros resultados de este monitor desde su puesta en marcha, y se refiere a datos de noviembre de 2022 hasta diciembre de 2023, cuando 59 científicos y empleados universitarios necesitaron alguna medida de protección, desde la eliminación de su información de contacto de internet o la reubicación, hasta la necesidad de contratar seguridad adicional.
“Es inaceptable y terrible que los científicos tengan que preocuparse por su seguridad después de compartir los resultados de sus investigaciones. El informe muestra lo importante que es que todos sigamos defendiendo a nuestros científicos”, advirtió Caspar van den Berg, presidente de UNL.
El informe muestra que “las mujeres y los investigadores jóvenes son especialmente vulnerables y tienen más posibilidades de experimentar intimidación, odio y amenazas”.
Este dato es solo una parte del total de amenazas y comentarios de odio recibidas por los científicos en Países Bajos, advierten las organizaciones, porque muchas denuncias las reciben directamente las universidades, como sus gerentes, empleados de recursos humanos o algún asesor de seguridad.
“Cuando los científicos ya no se atreven a intervenir en el debate público, a través de los medios de comunicación, las redes sociales u otras formas, una de las voces más importantes en ese debate desaparece. Si el público ya no puede conocer los conocimientos científicos, esto empobrece el debate y el proceso democrático”, denunció UNL.
Las amenazas han empujado a algunos científicos a ser más cautelosos a la hora de comunicar públicamente sobre su trabajo, lo que afecta especialmente a quienes trabajan en temas más controvertidos, como el cambio climático o la migración.