La Brújula | 21/06/2024 | 08:37
Apenas concluyó el proceso electoral y la presidenta electa Claudia Sheinbaum comenzó a dar sus primeras posturas respecto a lo que espera de su próximo gobierno, incluyendo la paridad entre el peso y el dólar. En este último punto, el peso tuvo variaciones importantes, hasta de 50 centavos, y de inmediato, como un mal pernicioso, se propagó el temor en la mayoría de los mexicanos, quienes advirtieron esto como una señal de una catástrofe en la economía del país.
La realidad es muy distinta. Si se hace un ejercicio de memoria y de reflexión histórica para comprender las coyunturas del momento, no es un panorama crítico si se tiene el dólar como referente...Está muy alejado de serlo, de hecho.
La moneda estadounidense al 20 de junio, 18 días después de la elección, está a 18.37 pesos. No es una mala paridad. Cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia del país en diciembre de 2018, el tipo de cambio era de 20.30 pesos por dólar. Así las cosas, la economía entonces no se descompuso, avanzó, con sus peculiaridades, pero lo hizo.
Ahora, la industria manufacturera ha tenido en los últimos meses, como se vio al cierre de 2023, uno de los crecimientos más destacados. En San Luis Potosí es una de las principales fortalezas de su economía, con el 90 por ciento de la producción total siendo manufacturas que van a los EUA.
El año pasado, las exportaciones representaron al menos 20 mil millones de dólares para la entidad. Ahora haga el ejercicio de convertir esa cantidad al tipo de cambio de junio de 2024 y al de diciembre de 2018.
Un gran amigo y analista refiere muy bien que la paridad del dólar - peso son las dos caras de la misma moneda.
¿Qué conviene más, un peso débil o uno fuerte?
Un número importante de las empresas instaladas en San Luis Potosí son exportadoras y son las que generan la mayor cantidad de empleo. Con sus adaptaciones para hacer frente al fenómeno de relocalización y contra el que compiten, se entiende que van a querer mantener sus volúmenes de producción y exportación. Desde luego, también sus fuerzas laborales, o incrementarlas a mediano y largo plazo.
La paridad actual anticipa que se aceleren las exportaciones, aprovechando el momento en el que se tiene un dólar alto, y hacer el mayor número de ventas posibles. Con esa coyuntura, se esperaría que, como sucedió entre 2023 y 2022, al cierre del año vuelva a mostrarse un incremento.
Las exportaciones hechas desde San Luis Potosí pueden llegar este año a un nuevo récord histórico, alcanzando los 25 mil millones de dólares o más. El panorama se mantendrá positivo, al menos durante los meses que restan hasta octubre, cuando cualquier otra señal de la presidenta electa pueda detonar nuevas variaciones.
NUEVO PARADIGMA AUTOMOTRIZ
Es un comentario inconcluso de la semana pasada. La industria automotriz enfrenta un nuevo paradigma: el de la electromovilidad. La competencia hacia la fabricación de vehículos eléctricos ha comenzado a dominar en el mercado y ha motivado innumerables proyectos de inversión, tanto en el país como en San Luis Potosí.
Dentro de unas semanas comenzará operaciones la ampliación de una empresa fabricante de motores eléctricos, por ejemplo.
El reto está en el producto terminado: un vehículo eléctrico es más costoso que uno convencional. Mucha gente no estará dispuesta a pagar esas cantidades.
En el paradigma de la electromovilidad, la incertidumbre radica en quién recaerá el costo extra de producción: en las ensambladoras, la proveeduría, la cadena de valor completa o en la mano de obra. ¿Quién?
El avance hacia la electromovilidad no es una concesión graciosa, es el resultado de una presión ejercida por políticas para contrarrestar el calentamiento global.