Para el investigador de la Dirección de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Rafael Tena Martínez, no existió una premonición relacionada con Huitzilopochtli para que los mexicas emigrarán y se establecieran donde encontraran la señal del águila devorando una serpiente.
“Ellos, en ese momento, trataron de interpretar como un buen augurio y dijeron: aquí debemos quedarnos porque seguramente Huitzilopochtli nos está enviando este mensaje. Él es águila que devora la serpiente y aquí podemos establecernos”, aseguró durante la presentación del libro de Guillermo Correa Lonche, El águila y la serpiente. El problema del origen prehispánico del Escudo Nacional Mexicano.
Esta obra, editada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, fue presentada este miércoles 5 de junio de 2024 en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, y trata de responder la pregunta: ¿tienen origen prehispánico los elementos que integran el Escudo Nacional Mexicano?
“La génesis de México está encerrada en este símbolo y me pareció pertinente mostrar cada una de las fuentes que lo preservan, para que las y los mexicanos y todas las personas interesadas en nuestra cultura pudieran ahondar más y saber sobre sus orígenes”, aseguró el historiador.
Tras señalar que identificó este símbolo en 54 fuentes históricas de los siglos XVI y XVII, Correa Lonche detalló que consultó documentos originados a partir de la transcripción de materiales pictográficos desaparecidos, así como de códices realizados por religiosos, obras de los conquistadores, historiografía indígena y de manuscritos hechos por extranjeros, no españoles, como Enrico Martínez.
En su intervención, el historiador e investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, Rodrigo Martínez Baracs, describió parte del proceso que llevó el análisis del material, en el que se identificaron los elementos que conforman actualmente el Escudo Nacional Mexicano.
“Las primeras menciones del águila y la serpiente son tardías y esporádicas, particularmente es notable que, en el Códice Durán, de 1581, aparecen dos pinturas del águila sobre el tunal, pero una de ellas con un pájaro y la otra con una serpiente”, aseguró.
Para Correa Lonche, esto se debe a la hegemonía que ejercía el Imperio mexica sobre los pueblos conquistados, por ello, planteó la posibilidad de que el simbolismo se haya desarrollado en Texcoco.
De acuerdo con el autor, algún tlacuilo del lago de Texcoco, para no dejar fuera sus tradiciones, introdujo en el Atlas de Durán, la imagen donde aparece el águila que devora la serpiente.
“Una vez que cae Tenochtitlan y aquellos grupos que habían sido callados por el Imperio mexica pudieron volver a referir libremente su historia. Y todo esto debió haber encontrado una conexión con la religión católica, que fue la que lo impulsó como un símbolo del cristianismo, del bien y del mal”, detalló Correa Lonche, un emblema que continuó en la Colonia y que, a la postre, se instauró como símbolo del Escudo Nacional.
Tena Martínez realizó la lectura de un pasaje del Libro XI de La Eneida, de Virgilio, en el que se describe el encuentro de un águila con una serpiente, lo que según comentó fue una descripción anticipada de nuestra insignia nacional.
Por último, Correa Lonche anotó que, debido a que se trata de un símbolo universal, este se puede rastrear desde el siglo VI a.C., tras ser preservado por las culturas mediterráneas y asiáticas.