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Se registran intensos disturbios a las afueras del Congreso argentino

El País | 12/06/2024 | 15:54

Argentina tiene una larga tradición de resistencia en las calles a las leyes más polémicas y el proyecto que le otorga herramientas al ultra Javier Milei para desguazar el Estado no ha sido una excepción. “La patria no se vende, la patria se defiende”, cantaban miles de personas concentradas este miércoles frente al Congreso argentino en protesta a la ley que el Senado votará en unas horas. El clima de tensión era alto desde las diez de la mañana, cuando los legisladores comenzaron a debatir, pero empeoró con el correr de las horas. Un grupo de manifestantes arrojó piedras y cócteles molotov y la policía reprimió de inmediato la protesta. La plaza frente al Congreso se convirtió en escenario de una batalla campal y los senadores kirchneristas pidieron sin éxito pausar la sesión por la violencia en las calles. Hasta el momento hay al menos 13 detenidos y más de una decena de heridos.
 
El Gobierno había diseñado un gran operativo de seguridad para impedir que los opositores cortasen el tránsito de las avenidas que rodean al edificio legislativo. La manifestación transcurrió de forma pacífica hasta pasado el mediodía, cuando se registró el primer incidente grave. Los policías antisdisturbios reprimieron con gas pimienta a personas que intentaban entrar en la plaza, entre ellas seis diputados kirchneristas, que tuvieron que recibir asistencia médica.
 
“Es una situación muy violenta la que se está viviendo en el día de la fecha. Tenemos a cinco compañeros hospitalizados. Pero también fueron reprimidos y gaseados y pateados trabajadores y gente que se acercó al Congreso a manifestarse pacíficamente”, denunció ante las cámaras la diputada peronista Cecilia Moreau, de la coalición Unión por la Patria. “Hoy el Gobierno le está declarando una guerra al pueblo argentino. Se votaron leyes muy controversiales, pero nunca pasó que haya un operativo policial, te diría paramilitar, como este”, subrayó Moreau.
 
Desde la plaza, una sindicalista se dirigió a sus compañeros megáfono en mano para pedirles que no se dejen amedrentar ante lo que consideró “una nueva provocación del Gobierno” y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Una ley antipopular no puede pasar si no es con represión”, destacó mientras arengaba a los presentes para que permaneciesen en una plaza caldeada.
 
La situación empeoró con rapidez. Alrededor de las cuatro de la tarde, varios manifestantes lanzaron piedras y cócteles molotov contra las fuerzas de seguridad y derribaron las vallas que impedían acceder a la calle frente al Congreso. Los antidisturbios usaron primero tanquetas lanza agua y después avanzaron en bloque para desalojar a los opositores con gases lacrimógenos y balas de goma. El aire se volvió irrespirable a varias cuadras del Congreso.
 
Al desconcentrarse, se multiplicaron los episodios violentos. Algunos manifestantes quemaron contenedores, papeleras e incluso dos automóviles. En otras calles cercanas, en cambio, se mantenían pequeñas protestas pacíficas. La policía impedía que los peatones accediesen a los alrededores del Congreso pero sí permitía el paso de vehículos.
 
Resultado incierto
Organizaciones sociales y políticas, tanto cercanas a la izquierda como al peronismo, habían desplegado sus banderas entre la multitud desde temprano mientras algunos seguían el debate en el interior del Senado teléfono en mano. El resultado de la votación es incierto y todo apunta a que la Cámara Alta está dividida en dos mitades iguales, de 36 senadores a favor y otros 36 en contra. En ese caso, la última palabra la tendría la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien desempataría a favor del Gobierno.
 
Los manifestantes movilizados en las calles oscilaban entre la resignación y la esperanza. “Senadores, hoy se convierten en héroes. No a la ley Bases”, decía la pancarta de uno de los optimistas, parafraseando la célebre frase de Javier Mascherano al portero de la selección argentina, Sergio Romero, en el Mundial de 2014.
 
Las personas que protestan frente al Congreso se oponen a toda la ley, pero en especial a la delegación de facultades legislativas a un presidente que busca dinamitar el maltrecho Estado de bienestar argentino (”soy el topo que destruye el Estado desde dentro, se autodefinió días atrás) y a la privatización, cierre o desfinanciación de empresas y organismos públicos. Los sindicalistas advierten que la reforma laboral incluida en el borrador abaratará los despidos en un contexto de recesión económica dondemiles de personas ya se han quedado sin empleo.
 
La votación de este miércoles es crucial, lo que explica la tensión que se vive en las calles de Buenos Aires. El partido oficialista La Libertad Avanza tiene sólo el 10% de las bancas del Senado y ha tenido que hacer numerosas concesiones para conseguir el respaldo de parte de la oposición dialoguista. El proyecto regresará a la Cámara de Diputados para su sanción definitiva, pero allí se da por descontado que tendrá los suficientes votos positivos para convertirse en ley.