La Laguna de Champayán, en Altamira, Tamaulipas, enfrenta una de sus peores sequías registradas, resultado del cambio climático. En un sobrevuelo con dron se observa un paisaje desolador, donde antes había un espejo de agua ahora predomina el lodo seco.
La Laguna de Champayán, un lugar que solía ser una fuente vital de agua y sustento para la comunidad de Altamira y sus alrededores. Hoy, esta laguna enfrenta una de sus peores sequías de su historia.
La comunidad local resiente profundamente esta situación. Juan Carlos Sánchez, un habitante, describe la transformación drástica del paisaje: “Antes veíamos interminable el agua aquí. Ha habido sequías, pero nada como ahora. Se batalla con el agua purificada y el agua de la llave se corta frecuentemente.”
Los residentes de Altamira, Tampico y Madero nunca imaginaron que una región con un sistema lagunario tan robusto, alimentado por los ríos Pánuco y Tamesí, quedaría sin agua potable. La laguna, que normalmente estaría llena de vida, ahora se encuentra a solo un 20% de su capacidad en algunas áreas. Esta drástica reducción en los niveles de agua está afectando gravemente a la comunidad local y a las actividades económicas, especialmente la pesca y el turismo.
“Ay no, pues mucha tristeza porque era un lugar donde uno podía venir a recrearse y abastecerse de agua. Da mucha tristeza que esté sin agua. Batallamos con el agua potable y con el agua de garrafón que no hay, y hay que formarse cuando llegan las pipas a surtir ” comenta Martha Angélica, habitante de Altamira.
El descenso del nivel del agua hasta 2.5 metros ha dejado varadas varias embarcaciones. Nicasio Hernández Morales, pescador de Altamira, comenta: “Ha bajado el nivel total, volvimos prácticamente a ceros de agua, pues puro lodo. Te puedes cruzar de lado a lado la laguna caminando. Nos afectó bastante, ya no hay pescado hasta que se vuelva a reproducir. Muchos negocios están cerrados.”
Ante la gravedad de la crisis hídrica, el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, solicitó a la Secretaría de Gobernación que declare al sur del estado como zona de emergencia. Asimismo, anunció la llegada para la próxima semana de una planta desalinizadora desde Dubái.
Karla García, madre de familia, también expresa su pesar: "Pues sí me da tristeza porque antes sí veníamos y paseábamos en la lancha. Ahora, la gente cruza caminando. Usted lo acaba de constatar. La gente que vive en los alrededores, que dependía de la laguna para llegar al centro ya no lo pueden hacer y están varadas en sus lugares de origen.”
El panorama es desolador y la comunidad espera ansiosa la intervención gubernamental para paliar esta crisis sin precedentes.