Viernes 18 de Octubre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

El necesario despertar ciudadano

José Luis Solís Barragán | 01/06/2024 | 13:23

En nuestro país, hay un déficit de representación política, el ciudadano no siente que sus gobernantes vigilen por los intereses colectivos, así como los percibe distantes,a ello se suma la ingobernabilidad, entendida como la incapacidad de atender los problemas públicos; todo ello genera una combinación perfecta para que el ciudadano tenga el pretexto perfecto para distanciarse de sus obligaciones del espacio público.

Hemos escuchado en muchas ocasiones frases que dejan clara esta posición de los ciudadanos, los ejemplos más recurrentes son: ¿Por qué pagar impuestos, si al final no se ven reflejados?, ¿Por qué votar en las próximas elecciones, si al final gane quien gane me da igual, seguiré trabajando?, ¿Por qué no ser corruptos, si todos lo son?

Más allá de ser frases que sirven como justificantes, la realidad es que son sentencias condenatorias para la salud del Estado mismo; el ciudadano es la razón del Estado moderno, ya que es el punto que hace la función de límite y que además coadyuva en la definición del objeto mismo del Estado, es decir el bien público temporal.

La democracia es un régimen jurídico y político que debe garantizar que el ciudadano sea el centro del Estado, pero como lo define nuestra constitución, debe constituir un sistema de vida fundando en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.

Esto quiere decir que la democracia tiene sentido como forma de garantizar el óptimo desarrollo de las personas, visto así, mejoramos la calidad de las personas y con ello consolidamos la democracia, porque constituimos mejores ciudadanos, es decir con solvencia económica, con estructura social equitativa y con un baraje cultural que le permita tomar las mejores decisiones de lo público.

Bajo esta óptica, es claro que, si consideramos que, en nuestro país, según cifras oficiales, solamente 3 de cada 10 mexicanos no es considerado pobre, ni esta en una situación de vulnerabilidad de caer en la pobreza, nuestra calidad de democracia es limitada; ello dado que la pobreza implica no sólo una situación de orden económico, sino que es una limitante para el ejercicio de nuestros Derechos.

Con esta gran carga, y la complejidad de los problemas públicos que azotan al país, es claro que existen los incentivos perfectos para que los ciudadanos decidan no inmiscuirse en los asuntos públicos y por supuesto, no manifestar su participación en algo tan elemental como es el acudir a votar; sin embargo, no podemos dejar que esos incentivos perversos pongan en jaque a nuestra democracia.
Es importante que todos los ciudadanos acudamos a las urnas este 2 de junio, que lo hagamos con un voto razonado y consciente, es decir, que sea producto de un contraste de ideas y propuestas, ya que esos discursos que señalan las personas aspirantes a ocupar un cargo público serán la base para delinear el ejercicio del gobierno al momento de ser electos.

Tenemos que entender que el ejercicio del voto es solo el comienzo de una democracia, ya que posteriormente viene la participación ciudadana en el ejercicio de la administración pública, en la rendición de cuentas y por supuesto en el involucramiento del espacio público.

Es fundamental que los ciudadanos asumamos un papel crítico y activo, que nos quitemos el letargo que permitió que la clase política viviera al amparo de una cultura de falta de rendición de cuentas; que tomemos el papel que nos corresponde y del que nunca debimos desplazarnos para beneficio de unos cuantos

No importa porque partido votes, o de qué forma piensas, porque ello es parte de la riqueza que nos permite la pluralidad democrática; solo está prohibido que permitas que te inunde el pensamiento de que un voto no es determinante, porque en una democracia tu participación siempre será fundamental.

Rousseau, sentenciaba: “Cuando el ciudadano dice de la cosa pública ¿Qué me importa? el Estado está próximo a su ruina”, por lo que es momento que entendamos que el votar es un derecho, pero también es una obligación; y que nuestro país exige y necesita ciudadanos con mucho empuje y determinación, porque sólo así, podremos tener una mejor calidad de políticos.

El futuro de nuestro país es algo tan importante que no podemos dejarlo en manos de otros y muchos menos dejar todo en manos de hombres y mujeres que creen que hacen política y que han demostrado que todo es pragmatismo y una cultura acomodaticia.

Esperemos que este domingo las casillas estén llenas de jóvenes y que esta, sea la generación que nos enseñe a todos que la participación del ciudadano, si hace la diferencia; por lo que el despertar del ciudadano podría llegar para quedarse.