Lunes 17 de Junio de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
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Dios no es un ser solitario (Homilía)

Plano Informativo | 26/05/2024 | 03:30

El que todo lo puede, nunca está solo. Porque Dios, no es soledad. 
El Señor, es  comunión de tres personas,  unidas por el amor; y siendo tres, son un solo Dios.
En Dios, no hay la soledad, porque Él, no es solo uno;  son tres personas, en plena y total comunión.
Y, el  poder divino, se debe a la perfecta unión de esas tres personas.
Si la humanidad estuviera unida, como lo está Dios, no padeceríamos tanto dolor.
Porque, donde está la unión, ahí está el poder; pero, donde hay división, también hay  desgracia.
Para que exista la unidad, es necesario el amor; porque, donde hay amor, también hay unión.
El amor, es la fuerza para  aceptar, y permanecer unidos a los demás.
Y, por  pensar que la podemos hacer sin Dios,   es que rompemos con el Señor, para ir cavando nuestra  ruina.
Ya lo dijo el Señor: “Porque sin mi, nada pueden hacer”. (Jn.15,5). Y, “El que no recoge conmigo, desparrama”. (Mt.12,30).
Una vida sin Dios, se convierte en un caos, que nos llena de  confusión.
Hoy celebramos a la Santísima Trinidad, y esto nos dice: que en Dios, hay tres personas, pero son  uno solo.
La unión trinitaria, nos hace recordar, que somos imagen y semejanza de Dios, es decir: la humanidad está llamada a vivir en comunión; y, si queremos el poder, hay que estar unidos.
Dice el Evangelio: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…”.(Mt.28).
El Bautizo, es un sacramento que nos une a  Dios; y, estando con  Él, lo tenemos todo.
Pero, hay que aprender a ser discípulos, sabiendo escuchar; y  con sabiduría, mejorar nuestro entorno.
Sin olvidar, que nunca estamos solos.
Lo dijo el Señor: “… y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. ( Mt.28).
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».