Miércoles 5 de Junio de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

El apagón y el discurso

José Luis Solís Barragán | 11/05/2024 | 08:56

El sistema eléctrico mexicano, según el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), se encuentra en estado operativo de alerta, ello dado que producción de electricidad, no logra darse abasto para satisfacer la demanda de los consumidores.

Esta situación crítica se a traducido a lo largo de la semana en apagones masivos que han afectado a millones de mexicanos; y sólo puede explicarse por la limitada capacidad instalada institucional para alimentar de electricidad el sistema.

Si el sistema eléctrico nacional, esta enfrentando serios problemas para satisfacer la demanda, surge de manera natural la duda sobre ¿Cuál es la brecha existente entre realidad y discurso?, es decir si tanto se habla en el pulpito presidencial de la soberanía eléctrica y de la fortaleza de la empresa productiva del Estado CFE, ¿Por qué se trabaja en estado de alerta?

Es decir, el discurso puede escucharse bien, pero es claro que no se ajusta a las necesidades del país, palabras como empresas del Estado, soberanía y nacionalismo, son conceptos que pretenden dibujar una responsabilidad social, pero no necesariamente brindan soluciones a la realidad de las naciones.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador habla de soberanía alimentaria y energética, pero desgraciadamente el Gobierno no encuentra la forma de ampliar su capacidad instalada; habla de empresas estatales, pero en muchos casos, estas se convierten en barriles sin fondo que comprometen las finanzas públicas; y habla nacionalismo como antagónico de la corriente neoliberal, pero no es capaz de ver que todos los países necesitan de todos en un mundo globalizado.

Desde hace 5 años, el Gobierno pretende dar soluciones a los problemas públicos con formulas que han probado su poca efectividad y en muchos casos generan daños considerables en las naciones; el estatismo y por ende, la proliferación de empresas públicas, dejó a su paso la reducción del papel del individuo y grandes déficits presupuestales; el nacionalismo exacerbado impedía la apertura de las fronteras y con ello menos competencia en el mercado nacional; y la soberanía llevada al extremo, dejó a su paso millones de muertos a lo largo de la historia universal.

El Gobierno mexicano apuesta por un mercado cerrado, con un monopolio público, todo en aras de garantizar la soberanía energética; lastima que el sistema eléctrico y la capacidad de producción de CFE no alcanza para la satisfacción de la demanda, y pese a que una realidad de datos duros golpea a las puertas de Palacio Nacional, se prefiere seguir en la línea del discurso, porque al final piensan que gobernar no tiene ciencia.

El problema del apagón es un discurso que quisieron materializar sin medir las consecuencias; cambian la Ley eléctrica para darle un papel preponderante a CFE, sin necesidad de competir con los particulares, ello encarece la luz y además de que la empresa pública no tenía forma de satisfacer la demanda; y a ello se suma el odio y la incapacidad de escuchar que el horario de verano ayudaba a evitar alzas tan marcadas en la demanda de electricidad en los hogares.

Si a eso sumamos un país que dejó de apostar por la transición energética y se acomoda más ante una visión que deja de lado el cuidado del medio ambiente para frenar el cambio climático; tenemos una combinación perfecta que por supuesto afecta a millones de mexicanos.

Es difícil que este gobierno cambie su visión del mundo y del gobierno, se plantea compleja el que entiendan la necesidad de apostar por modelos económico y de gobierno, que generen una mayor capacidad institucional y cierren brechas de desigualdad, que brinden mayor agilidad para resolver los problemas y por supuesto que empoderen al ciudadano.

Buen parte del siglo pasado el mundo vivió dentro de la visión estatista y la intervención profunda del Estado en la economía, sin embargo, en las últimas décadas del siglo pasado, una realidad de incapacidad, costos y corrupción hicieron dejar atrás esas formulas y darle un enfoque en que el Estado se vuelvo coordinador de esfuerzos, porque deja su rol de centro en la toma de decisiones y se lo transfiere al ciudadano.

El apagón nos mostró incapacidad de gobierno y que el discurso no cambia realidades por sí mismo; y ojalá el apagón nos haga dar un giro radical para que los gobernantes permitan transitar al Estado visionario que el Doctor Uvalle Berrones define como aquel que reconoce a los agentes privados y por ende no los desplaza, que les da importancia y respeta a los mercados, que procura la vida individual, para que, en consecuencia la vida colectiva sea consistente y productiva; y por último que no inhibe a la sociedad, sino que alimenta su participación.

Un Estado visionario nos ayudaría a evitar los apagones, pero también a resolver problemas críticos que lesionan al país; por lo que esperemos que como sociedad seamos analíticos y críticos del discurso de los políticos, porque las frases armadas y las razones ideológicas no transforman al país.