El jefe de la Policía Metropolitana de Londres, Mark Rowley, ha afirmado que los dos agentes atacados el martes con una espada en la zona de Heinault sufrieron "horribles" heridas, hasta el punto de que existen grandes posibilidades de que una policía sufra la amputación de una mano.
El ataque, del que apenas han trascendido detalles, se saldó con la muerte de un niño de 14 años y cuatro heridos, entre ellos los dos policías. El presunto agresor, de 36 años, se encuentra también en el hospital y aún no ha sido interrogado por las autoridades.
"Los ciudadanos dicen que los agentes corrieron hacia el peligro", ha resaltado Rowley, que ya ha visto tanto a los policías como a sus familias y ha hecho suyo un reconocimiento que también han expresado autoridades políticas, tanto locales como nacionales.
El jefe de Scotland Yard también ha aplaudido la celeridad de la respuesta de la Policía, ya que había agentes en el lugar de los hechos 12 minutos después de recibir las primeras llamadas de alerta. Unos diez minutos más tarde, el atacante estaba ya desarmado, ha explicado.
Las autoridades no tienen constancia de otros incidentes en los que hubiese podido participar el único sospechoso y, desde un primer momento, descartaron que pudiera tratarse de un ataque terrorista.
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