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Un gol para la historia: A catorce años del Milagro Potosino

Carlos Armando López | 29 Abril 2020 | 00:13
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El 29 de abril del 2006, el futbol en San Luis Potosí aprendió que los milagros existen y que entre tantas penas, amarguras y desapariciones, había momentos de alegría y que el descenso debía ser cosa del pasado. Con jugadores de ‘segunda línea‘y algunos ‘desechados’ por sus clubes aquel Club San Luis supo oponerse a la adversidad y obrar un epopeya que a día de hoy sigue muy fresca en los aficionados y dejó en claro que la plaza potosina es y será siempre, de Primera División.

En Plano Deportivo, contactamos con Marcelo Guerrero y ‘Jagger’ Martínez, grandes protagonistas en aquella noche en el Alfonso Lastras, para rememorar aquel momento que significó un antes y un después para el futbol potosino.

“No tomé tal magnitud de que ese gol cambiara la historia del Club y mi historia porque a lo largo de los años toma más trascendencia. Celebramos como si fuera un torneo, como si fuera un Libertadores. Fue emotivo y mítico, creo que esa ciudad y ese estadio tienen algo de mística, ese equipo lo tenía también. La gente que lo pudo vivir entiende que esa noche fue algo que cambió la historia de San Luis en el futbol mexicano, transformándose en un equipo de primera división. Sabíamos todos que esa salvación fue un antes y un después”.

Sin embargo, Guerrero es consiente ahora de que su tanto fue mágico y llegó a otorgar estabilidad y los cimientos para un proyecto que con el paso de los años alcanzó picos máximos peleando en México y Sudamérica.

“Son recuerdos que los tengo bastante presentes, no son borrosos ni nada por el estilo. Muchas veces hay gente de otros equipos y entrevistas que tengo, digamos, últimamente me han llamado de Racing porque se cumplieron también aniversarios de goles importantes que hice y esto del ‘gol del milagro’ no es algo que pase inadvertido, se tornó en un gol muy importante para mi carrera, si no es que el más importante. Lo recuerdo bastante más seguido de lo que uno piensa, es todo positivo, son caricias al alma y el corazón. Son cosas que quedan y cuando pasan lo recuerdos, es lo que nos da el alma y el espíritu a la gente, más en el deporte. Un ejemplo, cuando alguien se va de este mundo, le quedan los recuerdos. Y es importante que a pesar de hacer esa comparación negativa, esa metáfora, significa algo que uno deja y quedan recuerdos lindos no solo por el gol, sino por compartir con los aficionados y el grupo de jugadores. Son caricias que nos quedaron marcadas y que a los largo de 14 años me sigan haciendo recordar un gol que nos dio un milagro”.

Por su parte, Jagger se dice contento por la posibilidad de formar parte de esta pequeña historia que bajo el mando de Raúl Arias alcanzó para disputar títulos, para hacer frente a cualquiera y soñar con una nueva historia en SLP.

“Es uno de los momentos más bonitos, pero entre mis recuerdos está que ahí es donde más he jugado, donde más goles he metido, ahí es donde la afición me ha coreado y hasta abucheado, pero tengo recuerdos bonitos de SLP. Mi primer llamado a la Selección Nacional, mis buenos goles, la Libertadores y Sudamericana. Le tengo gran cariño al equipo y un agradecimiento por haberme podido hacer parte de esta pequeña historia”.

Tras una campaña donde el comienzo fue muy complicado al estar en el fondo de la porcentual, los Dorados y San Luis iniciaron una cruda pelea que tuvo su punto culminante la noche del 29 de abril con las visitas de Pumas y Atlas, respectivamente. Un triunfo culichi les daba la permanencia, por lo que para los potosinos era ganar o ganar.

“Fueron más de 90 minutos que estuvimos con esa necesidad de ganar y sacar el resultado. Independientemente de lo que se diera en otros partidos había que pelear hasta el final, en el equipo todos teníamos el deseo, la ilusión y a nadie le pasó por la cabeza bajar los brazos, el decir ‘no se puede’. Había días en los que yo no dormía, sabía que perdíamos y teníamos que ganar, conseguir puntos y la verdad es que todo el torneo fue así con nervios y preocupación. El grupo se comprometió y al final se demostró que el equipo consiguió el objetivo y después fue otra historia que fue maravillosa para todos”, menciona Jagger Martínez, uno de los jugadores que dejó huella para el cuadro auriazul.

El tanto del ‘Colo’ llegó al 93, la recompensa o fortuna de un jugador que tuvo poca acción, una mala relación con Raúl Arias y la incertidumbre ante su destino. Un tanto para la historia que sigue en el recuerdo del uruguayo.

“Fueron 6 meses complicados jugando poco, con pocas posibilidades, no un buen nivel, fue una mezcla entre sacar la bronca y alegría. Recuerdo clarito que tuve la intuición de que pelota podía quedar ahí, recuerdo que Tahuilán la cabeceó, viene un rebote con el portero y me queda a mí. Le gano la posición al lateral, me queda y meto el gol. Cuando meto al gol hay una explosión de emociones e incertidumbre, porque no sabíamos que pasaba en el otro partido hasta que el juez pita y no sabía si festejar o no”.

La perspectiva desde la izquierda llega con Jagger, quien recuerda ser el hombre que envió aquel balón al área lleno de esperanza, para evitar el descenso .

“Catorce años es un buen tiempo, pero recuerdo mucho el centro que mando, me toca ser el afortunado que manda el servicio que remata Tahuilán, le rebota a Toño, el portero de Atlas y le queda a Colo que es quien la mete. Ese centro algo tenía y por fortuna con ese gol nos salvamos y de ahí en adelante fue otra historia”.  

Ambos jugadores coinciden en que la fortaleza del vestidor fue la clave para que en aquella campaña se obrara el milagro. Compromiso, trabajo y una buena dirección técnica derivó en un sueño que alcanzó la gran final del futbol mexicano.

“La oportunidad que nos dio la directiva y la confianza que teníamos todos en cuanto a hacer un buen grupo, pero todos llegaron y se comprometieron, aportaron y platicamos desde el principio que el objetivo era permanecer y la verdad el cuerpo técnico sumó. Todos lo hicimos como equipo para sacar el proyecto adelante”, menciona Martínez, quien por 4 años se vistió de auriazul.

Espíritu inquebrantable, nunca rendirse y pelear a cada minuto fue la mística de un equipo que hizo historia. Son ya 14 años de la leyenda del día en que San Luis supo que los milagros existen.

“La verdad es que muchos jugadores ese torneo hicieron un repunte muy grande gracias a la buena conducción de Raúl y al proceso que se llevo. El vestidor era bueno, lógicamente había inconvenientes que se se resolvían de forma eficiente y yo creo que ese equipo marcó una etapa dentro de San Luis, porque era un equipo que nunca se daba por vencido”, finaliza Marcelo Guerrero, el hombre que por unos minutos fue tocado por Dios. 

 

 

 

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