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El Orgullo de Ébano: Ramiro Cuevas, un pitcher ‘perfecto’

Plano Deportivo | 13 Abril 2020 | 10:50
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En uno de los puntos más lejanos del estado de San Luis Potosí, en los campos de tierra de la Huasteca Potosina, resonaba la estela de aire dejada por los poderosos pitcheos desde la ‘lomita’ de uno de los más grandes beisbolistas que ha dado México, Ramiro Cuevas, orgullo de Ébano y primer pelotero perfecto en la historia de la Liga Mexicana. 

 

Nacido el 28 de mayo de 1928, el trabajo de Ramiro en el montículo comenzó desde muy joven y con solo 21 comenzó a escribir su leyenda dentro del mundo de la ‘Pelota Caliente’ para nuestro estado. Su primer paso se dio en la Liga del Golfo cuando el 6 de febrero de 1949 tiró un Sin Hit ante los Cañeros de Ciudad Mante en el triunfo de ‘El Ébano’ por pizarra de 2-0. 

 

Dicho hito elevó su fama y le otorgó un contrato con los Tuneros de San Luis de la mano del ‘Chile’ Gómez, donde formó una temible pareja de lanzadores junto al gran Francisco ‘El Conde’ Ramírez; en San Luis fueron los primeros pasos y tras dos años con la franela azul y oro, dio el paso a los Diablos Rojos del México donde solo estuvo un año en 1952, para finalmente dar el paso al equipo que lo lanzó a la fama: los Tecolotes de Nuevo Laredo. 

 

Y llegó el día ‘perfecto’ una fría noche de 1953 en el Parque Delta de la Ciudad de México frente a mismísimos Diablos, ex equipo del potosino, donde los Tamaulipecos se veían como víctimas perfectas para la novena escarlata, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los pocos asistentes comenzaron a notar que Cuevas se veía animado eliminando uno a uno a los bateadores rivales. Pasaba la Cuarta y era de llamar la atención el juego mostrado, llegó la Octava y los propios fanáticos de los Diablos aplaudían los lanzamientos del potosino. 

 

Fue el ‘Chile’ Gómez, aquel que le dio una oportunidad en el 49, quien salió del ‘Dogout’ como emergente en la novena para enfrentar a Ramiro; el histórico beisbolista atinó con su bate al disparo del potosino, los corazones se detuvieron por unos instantes, pero el tiro fue malo hacia la segunda base. Un Out en Primera y el juego terminaba, Nuevo Laredo ganó por 2-0. Un potosino era ‘perfecto’, el Parque Delta sacó en hombros a Cuevas. Aquel día nacía la leyenda del ‘Orgullo de Ébano’. 

 

Así fue orden de aquellos 27 outs: 1 elevado al catcher; 1 elevado a primera base; 3 rodados a la segunda base; 5 rodados a las paradas cortas; 5 rodados a la tercera base; 1 al jardín izquierdo; 6 al jardín central; 2 al jardín derecho y 3 ponches.  

 

La historia no terminó ahí y el 29 de octubre de 1954 lanzó otra joyita con un ‘Sin Hit’ en la Liga de la Costa del Pacífico vistiendo la franela de Jalisco ante Navojoa. 

 

En total, Cuevas tuvo una forja de 80-71 en la Liga Mexicana de Beisbol, ingresando al Salón de la Fama en el año de 1974. Se retiró con solo 31 años y de dedicó a ser instructor y manager en Tamaulipas, donde murió un 11 de abril de 1987. Fue en Nuevo Laredo, la ciudad que lo hizo muy famoso, sin embargo, en la Huasteca quedará siempre el recuerdo de haber sido cuna de uno de los mejores pitchers que ha dado México. 

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