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El equipo de fútbol que desafía al régimen comunista vietnamita

EFE | 22 Octubre 2019 | 10:17

 Detrás de la apariencia de inocuo partido dominguero de un grupo de amigos, los encuentros del equipo No-U FC en Hanói esconden un desafío a las autoridades comunistas vietnamitas, un acto subversivo que burla las leyes que les prohíben reunirse y difundir sus ideas.

Es domingo por la tarde y algunos jugadores calientan mientras sus compañeros van llegando al campo en las afueras de Hanói, en una ubicación que les ha sido comunicada la noche anterior para evitar el riesgo de que agentes de la Policía de seguridad nacional se enteren y les impidan jugar.

“Si lo publicamos antes pueden venir. Siempre subimos las fotos del partido a Facebook cuando termina porque sabemos que la Policía nos vigila. Nos gusta jugar con ellos al gato y al ratón”, dice a Efe el disidente Anh Chi, uno de los fundadores del equipo hace ocho años.

Chi formó el club junto a unos 40 activistas que se conocieron durante unas protestas contra el expansionismo chino en el mar de China Meridional, donde Hanói y Pekín se disputan la soberanía de los archipiélagos Spratly y Paracel, ricos en recursos pesqueros y potenciales reservas de hidrocarburos.

“No nos permitían manifestarnos ni reunirnos en cafeterías así que decidimos formar un equipo de fútbol para juntar a un gran número de personas de forma legal en el campo y en la grada. Mirar un partido de fútbol está permitido, de manera que es difícil para la Policía encontrar un motivo para pararlo”, dice el disidente.

El nombre del club, No-U FC, no es inocente, alude a las reclamaciones chinas en forma de letra U en el mapa que abarcan casi todo el mar de China Meridional, incluidos los territorios que Vietnam reclama para sí ante su aliado comunista.

Las siglas FC significan Fútbol Club, aunque algunos miembros bromean con que el significado real es “fuck” (joder, en inglés), dedicado a China.

La animadversión contra sus vecinos del norte y el rechazo a la supuesta sumisión del régimen de Hanói son el principal nexo de unión, pero más allá del fútbol no forman un grupo organizado: el equipo lo integran activistas prominentes como Chi, pero también empresarios, profesores de Universidad, estudiantes y trabajadores por cuenta ajena.

También comparten el apoyo a la libertad de expresión y los derechos humanos y su rechazo al sistema autoritario de partido único en pie desde la victoria comunista en la guerra terminada en 1975.

El encuentro no va bien en lo deportivo, pero la goleada (termina con 6-2 a favor del otro combinado) no afecta el ánimo de Chi, que se pasa el partido en el banquillo, grabándose para su canal de Youtube y felicitándose por haber burlado a la Policía.

No siempre es así: Do The Dang, de 51 años, cuenta que en algunas ocasiones el partido ha tenido que ser suspendido por la irrupción de las fuerzas de seguridad, que buscan resquicios legales para prohibir el juego.

“También difundieron nuestras fotos entre los propietarios de los campos de fútbol para que no nos aceptaran y en muchos sitios no nos dejan jugar. A veces simplemente nos piden que nos cambiemos de camiseta, pero nos negamos".

Otras veces han venido de paisano para intimidarnos, una vez llevaban espadas escondidas en una bolsa de tenis y se aseguraron de que las viéramos”, cuenta.

Uno de los momentos más delicados ocurrió durante la celebración del cuarto aniversario del club, en 2015, cuando más de 100 jugadores y simpatizantes reunidos en un restaurante de la capital sufrieron el ataque de media docena de matones, que cortaron la corriente eléctrica del restaurante y agredieron a algunos de ellos.

Aunque otros miembros sufrieron palizas en otras ocasiones, aseguran que lleva tiempo sin suceder y que lo más frecuente es que si la Policía se entera de la celebración del encuentro, acuda para tratar de torpedearlo.

Según varias organizaciones pro derechos humanos, Vietnam vive en los últimos años un aumento de la represión contra los disidentes: Amnistía Internacional indica que el número de presos políticos ha pasado de 75 en 2013 a 134 en la actualidad.

Además, varias organizaciones vietnamitas, como Defend the Defenders o Voice Vietnam, han denunciado palizas recibidas por activistas.

Al igual que otros miembros del grupo, Anh Chi no cree que la presión policial obligue a disolver el equipo, del que se han creado réplicas en otras ciudades del país. “No podrán, lo han intentado durante mucho tiempo y no han podido”, afirma. 

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