Un año y medio después, llegó la revancha para los Rayados ante su acérrimo rival. El recuerdo del ‘penal de Avilés’ y el ‘en tu cancha y con tu gente’, necesitó de 180 minutos para quedar como un mal trago en la historia de ‘La Pandilla’ en el Clásico Regio.

Monterrey entró a la cancha del BBVA sin el estigma de la famosa ‘maldición del Gigante de Acero’, dispuestos a matar la serie desde el minuto uno. La ventaja conseguida en el Universitario, era un bálsamo para la escuadra albiazul que aprovechó al máximo la ausencia de Gignac.

La ausencia del francés pesó a unos Tigres muy pasivos, lentos y con falta de dinámica. Sin un futbol espectacular, Monterrey hizo lo justo para poner peligro en el arco de Nahuel. La insistencia local se capitalizó al 25, cuando ‘Chaka’ Rodríguez derribó a Pizarro en el área y el árbitro no dudó en pitar la pena máxima.

Al cobró vino ’Nico’ Sánchez que por segundo partido consecutivo vacunaba a los felinos. Tigres recibió un duro golpe y fue hasta el complemento cuando la entrada de Signac rehabilitó la ofensiva auriazul.

Al 54, llegó la más peligrosa para el arco rayado. André-Pierre remató de cabeza en el área grande, pero una reacción felina de Barovero ahogó el grito de gol en el BBVA. En el 70, Funes Mori pudo liquidar, cuando una mala salida de Guzmán le permitió rematar desde media cancha, sin embargo, su disparo fue al travesaño.

Al 84, Gignac inyectó esperanza a los Tigres con una espectacular tijera que dejó parado a Barovero. Monterrey aguantó con nervios de acero el resto del partido, para consumar su venganza. Cuarto título de Concacaf para los Rayados, el más dulce de todos. La maldición fue fulminada en 180 minutos por un Monterrey que grita su victoria por todo lo alto.