Para alcanzar la grandeza que Cruz Azul buscaba, era necesario que las vías de la Máquina llegaran hasta la Ciudad de México, así fue como comenzó la búsqueda de trascendencia nacional e internacional, recordó Guillermo Álvarez, presidente del equipo en el 91 aniversario del club.
“Cuando se logra el segundo campeonato organizado por la federación, más el campeonato de ascenso, el cambio de sede era buscando una mayor trascendencia nacional e internacional”, expresó en entrevista con TDN. “Fue un gran reto, pero desde luego fue con un propósito tan mayormente de convocatoria”.
Tras la mudanza, se consideró necesario traer jugadores del extranjero, incluso, Carlos Bianchi, leyenda de Boca Juniors fue contemplado, pero una regla en el futbol argentino no le permitió salir al extranjero.
“Se decide la incorporación de jugadores como Miguel Marín, en su momento se intentó traer al 9 de Velez Sarsfield, Carlos Bianchi, no se pudo traer por un límite de edad, que no le permitieron a jugadores menores de 23 años salir al extranjero porque Argentina no había calificado al Mundial de México, entonces viene Alberto Quintano, seleccionado chileno, Eladio Vera, seleccionado paraguayo, Alberto Gómez, medio volante de Rosario Central”, relató Álvarez. “Esa combinación de una base muy importante nacional aunada a la calidad indiscutible internacional le dio un tricampeonato en su primer cambio de sede a la CDMX al estadio Azteca que fue memorable porque se logró tener un equipo con convocatoria nacional e internacional”.
Billy habló de la responsabilidad que fue tomar el control del equipo tras el fallecimiento de su padre, situación que clasificó como muy complicada.
“Desde luego que era una responsabilidad muy grande, pero con un equipo de trabajo que ya existía porque desde 1970 fungíamos como vicepresidentes del club; (cuando) fallece mi padre en 1976, en mi calidad de primer vicepresidente tiene uno esa responsabilidad”, mencionó.
La parte más complicada era responderle a la afición luego de ser multicampeones en Liga, Copa y Concacaf.
“Fue un gran peso porque había que responderle a la afición y se tenía un cambio generacional, la pregunta muy concreta tiene como respuesta que era una gran responsabilidad”, remató.
