Kylian Mbappé es el segundo fichaje más caro de la historia del fútbol. Por él el PSG pagó 180 millones al Mónaco y solo Neymar, por el que el mismo club desembolsó 222 millones al Barça, le supera. Se trata de cifras obscenas, como él mismo reconoce.
"Para mí es indecente. Vengo de una familia bastante modesta y creo que es indecente", aseguraba el delantero francés, que, eso sí, entiende que no es a él a quien le toca cambiar las reglas del juego: "El mercado está así y el mundo del fútbol funciona de esta manera. No voy a ser yo quien lo cambie, quien lo revolucione. Formo parte de un sistema, hay que aprender a respetarlo y saber estar en tu sitio", comentaba el internacional galo, campeón del mundo el pasado verano con su selección.
Una de las actitudes que le permiten no pensar demasiado en todo lo que mueve el fútbol es la frescura infantil: "Hay que mantener un poco el lado de niño que tenemos todos". Y eso no significa no ser un buen profesional: "No es malo ser un poco inmaduro, hay tanta presión en el fútbol que un poco de alegría por la vida, un poco de placer, no duele", acaba.
