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La papiroflexia que reinventó a Inglaterra

EFE | 19 Noviembre 2018 | 14:56

Todo comenzó con unos simples aviones de papel. Fue en el partido contra Eslovenia en el que Inglaterra cerró la clasificación para Rusia. La afición de Wembley lanzó la papiroflexia al césped y mostró su descontento por el pírrico juego del equipo. El tiempo dio la razón a Southgate; Inglaterra es equipo de semifinales.

Le tachaban de ser demasiado defensivo, de jugar con cinco centrales, de no explotar la brillante delantera que posee Inglaterra. Aquel día, un gol de Harry Kane allanó el camino y metió a Inglaterra en la Copa del Mundo de Rusia; este domingo, otro tanto del delantero del Tottenham Hotspur les ha introducido de lleno en la fase final de la Liga de Naciones.

Según se dice en Inglaterra, Southgate decidió la formación con tres centrales, previa a Rusia, en una cena en un restaurante de Londres. Los 'Tres Leones' dibujarían un esquema con tres hombres atrás, dos carrileros, tres medios y dos delanteros.

El resultado es el de todos conocido. Derrotaron sin excesivos problemas a Túnez y Panamá, y cayeron en un encuentro insípido con Bélgica. Fieles al estilo y con el 'Football is Coming Home' adscrito a cada victoria, Inglaterra avistó el abismo en los penaltis contra Colombia.

Superó la muerte súbita, por primera vez en su historia en los Mundiales, y pasó el trámite de Suecia en cuartos de final. Croacia, más acertada en la prórroga, terminó con las esperanzas de un país que se reunió intentando rememorar la gloria del pasado. No hubo un nuevo 1966.

En su lugar se creó un equipo que transpira esperanza. Se fueron los veteranos. Gary Cahill, Jamie Vardy y Ashley Young se apartaron del nuevo camino que labra Southgate.

Han aparecido estrellas emergentes, como Jadon Sancho, brillante en el Borussia Dortmund y James Maddison, del Leicester. Otros ya con sitio en el equipo han dado un paso adelante, como demuestra la incidencia en el juego de Marcus Rashford, Eric Dier y Dele Alli.

El florecimiento de los extremos ha obligado a Southgate a virar el timón. A prescindir de los tres centrales.

El seleccionador ha reforzado el centro del campo, asentado a John Stones y a Harry Maguire como pareja defensiva y confiado el medio a la amplia nómina que manejan los ingleses. Dier, Harry Winks, Fabian Delph, Alli, Ross Barkley y Jordan Henderson se turnan como estandartes y herederos de la época de Frank Lampard y Steven Gerrard.

Ese hueco extra que permite la defensa de cuatro, Southgate lo invierte colocando dos extremos como Raheem Sterling y Rashford que además ayudan en tareas defensivas.

Se crea un equipo más rápido que muerde a la contra y mutila los errores. El ejemplo más claro quedó plasmado en el Benito Villamarín. España se desangró en las transiciones rápidas e Inglaterra dio con una eficacia terrorífica. De haber mostrado la misma, Croacia habría hincado la rodilla mucho antes en Wembley.

Pero tuvo que ser la imagen de Kane empujando el balón y sobrepasando a Kalinic el que asentase los cimientos de la nueva Inglaterra. La Inglaterra del 4-3-3. La Inglaterra que ha convertido los aviones de papel en aplausos. La Inglaterra de la papiroflexia de Southgate.

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