El ahora exclavadista italiano Klaus Dibiasi consideró que los Juegos Olímpicos México 68 fue un evento grandioso en lo personal, porque fue donde obtuvo la primera medalla de oro de las tres que se colgó en su carrera deportiva.

Indicó que regresar a México es maravilloso y más porque se da en el marco de los festejos de los 50 años de los Juegos Olímpicos, “fueron asombrosos y para mí fue mi suerte para las dos medallas más de oro”.

Dibiasi, quien en su época fue el máximo exponente de los clavados y el único competidor en ganar tres oros de manera consecutiva en Juegos Olímpicos (México 68, Múnich 72 y Montreal 76), mencionó que México fue su camino para la obtención de esas preseas.

“México me brindó cosas bonitas. En las calles los niños me pedían autógrafos y además fue la última olimpiada que fue abierta, es decir, sin tanto seguridad como ahora, se podía tener más contacto con la gente”, recordó.

Mencionó que ese oro en el trampolín en México fue el camino para las cinco medallas totales olímpicas y hasta la fecha las guarda como su máximo tesoro.

Dibiasi, quien tuvo como entrenador a su padre Karl, olímpico en 1936, destacó que su compatriota Luigi Cassola, un ciclista que llegó a México, fue como su guía de turistas, porque lo llevó a conocer la Ciudad de México y desde luego Acapulco.

“Es un orgullo estar de nuevo en México, fueron los mejores Olímpicos para mí, porque primero fue oro en la plataforma de 10 metros y luego plata en trampolín, México me dio esa oportunidad”, recordó.

Dijo que ya visitó la instalación donde se colgó las dos preseas olímpicas hace 50 años y sintió nostalgia porque parece que regresó el tiempo y ver cómo realizaba su ejecución ante las gradas llenas.