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Estadios desechables en Pyeongchang

Excélsior | 13 Febrero 2018 | 10:51
El techo abovedado del nuevo estadio de patinaje de velocidad del Parque Olímpico de Gangneung parece gigantesco y no es para menos: el óvalo, que tiene capacidad para más de 7,600 espectadores, es una de las joyas de los Juegos Olímpicos de Pyeongchang.
 
El comité organizador del certamen no podría enorgullecerse más de presentar el “edificio más grande sin columnas de Corea del Sur”, que valió más de 110 millones de euros (unos 136 millones de dólares) y ya fue testigo de varios récords mundiales en la temporada 2016 -2017.
 
No hay dudas de la calidad del recinto. El mismo Comité Olímpico Internacional (COI) elogió desde hace tiempo el trabajo de la organización. Pero el debate, cada vez más importante para el COI, es qué sucederá con las instalaciones cuando la cita invernal termine el 25 de febrero.
 
Tras las críticas por los enormes costos de eventos similares y la decadencia de varias instalaciones utilizadas en ellos, los famosos “elefantes blancos”, el COI insistió en que los comités organizadores presenten un plan concreto para la utilización futura.
 
Para los Juegos de Invierno de Pyeongchang, seis escenarios fueron construidos de cero. Y el comité organizador señaló que hay un plan de uso posterior para nueve de las 12 instalaciones.
 
Pero Christophe Dubi, director ejecutivo del COI, dijo “no estar cien por ciento seguro” sobre el uso futuro de los escenarios. El dirigente se refería en concreto a qué pasará con el óvalo de hielo, con el estadio de hockey sobre hielo y con el centro internacional de transmisión (IBC).
 
Los tres edificios podrían ser demolidos. También será desmantelado el polémico estadio que fue especialmente construido para las ceremonias de apertura y clausura del certamen. Esto ocurrirá tras apenas cuatro usos (apertura y clausura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos).
 
El costo total de los Juegos es de cerca de 11,000 millones de euros (unos 13.600 millones de dólares), incluyendo la infraestructura. Pero incluso después del evento, los costos de funcionamiento son altos, lo que preocupa no sólo a los habitantes de la región, sino también al gobierno de la fronteriza provincia de Gangwon, en el este del país. Las autoridades locales piden ayuda a Seúl.
 
Todo eso puede ser una gran carga para el gobierno local”, dijo Kim Yong Chul, portavoz del gobierno de la provincia, quien recordó el interés de Seúl en convertir a Pyeongchang en un polo del deporte invernal en la región. “Ambas partes tienen que dividir las cargas”, exige, en consecuencia, el portavoz.
 
Pero hay problemas para escenarios como los de salto de esquí, patinaje de velocidad, hockey sobre hielo, bobsleigh y luge, que son más bien para uso de equipos nacionales y atletas de élite.
 
Un caso especial es el de la pista de esquí alpino en Jeongseon. Con un costo de cerca de 160 millones de euros (unos 198 millones de dólares), no sólo es uno de las infraestructuras más caras, sino también una de las más controvertidas.
 
Activistas medioambientales protestaron contra la construcción del estadio, en una área protegida donde se talaron miles de árboles y que es considerada un “bosque sagrado”. Por ello, se planteó volver al estado original tras las competencias.
 
Pero todo sigue abierto, dice Choi Moon Soon, gobernador de la provincia de Gangwon. “Prometimos una renaturalización, pero los costos son muy altos”, afirmó el dirigente.
 
Por ello, el gobernador señaló que está previsto reconstruir el 50 por ciento del lugar y la otra mitad utilizarla para deportes de invierno.
 
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