El Club Atlético Independiente se coronó campeón de la Liga de Argentina luego de que el Club Atlético San Lorenzo se dejara meter nueve goles en protesta al mal arbitraje del encuentro.
El insólito hecho ocurrió el 24 de noviembre de 1963, ambas escuadras se enfrentaban en la última fecha de la temporada, sin embargo “Los diablos rojos” tenían la obligación de ganar y otro resultado le daba oportunidad a River Plate de hacerse con el campeonato.
La cancha del conjunto de Avellaneda fue testigo del mal arbitraje que el colegiado Manuel Velarde protagonizó aquel día, pues no marcó una serie de faltas que significaron la lesión de algunos jugadores del club “Rojo”
“El ciclón” inició ganando con el gol de Héctor “Bambino” Veira, quien minutos después tuvo que retirarse del juego debido a una entrada artera que le produjo una lesión y Velarde no señalo; Roberto “Oveja” Telch y Raúl Paez fueron víctimas de las duras entradas que permitía el árbitro central.
Las protestas al juez no se hicieron esperar por parte de los visitantes, sin embargo, sólo lograron la expulsión de uno de sus jugadores, Rafael Albrecht, al comienzo de la segunda mitad contaban con ocho jugadores en el terreno de juego.
Debido a esto, el equipo “Azulgrana” decidió no participar más en el encuentro por lo que simplemente cruzó los brazos y observó cómo Raúl Savoy en cuatro ocasiones, Raúl Bernao en dos, Jorge Vázquez y Mario Rodríguez mandaban el esférico al fondo de la portería.
Néstor “Pipo” Rossi puso el noveno tanto con un autogol, mandando el balón al fondo del arco desde la mitad de la cancha, cerrando así un partido de escándalo y el quinto título del Independiente de Avellaneda. El árbitro Velarde fue suspendido seis meses a causa de ese encuentro.
