Nueve mil militares brasileños serán desplegados en el área metropolitana de Río de Janeiro para garantizar la seguridad hasta el 22 de febrero, ante el temor de que la huelga de la policía militar provoque un caos similar al registrado en el estado de Espíritu Santo.

El ministro de Defensa de Brasil, Raul Jungmann, negó este martes que haya un riesgo de “contagio” de la huelga en Espíritu Santo, donde el paro por 10 días de los policías militares, dejó 147 homicidios.

“No existe ningún descontrol, no existe insuficiencia de medios y capacidad o indisponibilidad de los recursos de los órganos de seguridad públicos para mantener el orden”, dijo el titular de Defensa.

El Gobierno federal de Brasil autorizó el despliegue de tropas en Río de Janeiro en vísperas del inicio de su célebre Carnaval, que comienza al final de la próxima semana y supone la movilización de decenas de miles de personas en actividades festivas.

Las autoridades temen que la huelga iniciada el viernes por una pequeña parte de los batallones de la policía de Río gane peso con el paso de los días y, durante las festividades, los policías realicen un paro mayor que pueda comprometer la seguridad en una ciudad que ya registra un aumento notable de los índices de criminalidad.

La policía de Río aún no recibe el pago del salario extraordinario de Navidad, a causa de los graves problemas financieros del gobierno del estado, y el malestar de las fuerzas del orden es creciente ante la falta de medios y de personal para patrullar las calles.

El fin de semana pasado, un aficionado del club de futbol Botafogo murió en una pelea con hinchas del Flamengo, poco antes que se disputara el partido entre ambos equipos de la capital fluminense, un incidente que la policía dijo que se debió en parte a la falta de personal disponible por las huelgas en algunos batallones.

Asimismo, la asamblea legislativa del estado de Río de Janeiro lleva semanas envuelta en una serie de votaciones para aplicar un duro paquete de privatizaciones y recortes sociales que ha provocado manifestaciones que desembocaron en duros enfrentamientos con la policía, con quien algunos grupos radicales se enfrentaron lanzando cócteles molotov y fuegos artificiales.

Hasta la fecha no se ha logrado concluir los debates en la asamblea por causa de las protestas, por lo que el refuerzo de militares también tiene el objetivo de poder “liberar” a la policía militar de sus tareas patrullando la ciudad para poder participar de la contención de las manifestaciones.