"Al final, el engaño al vicepresidente hizo la situación insostenible", dijo hoy Kellyanne Conway sobre la renuncia de Michael Flynn como consejero de Seguridad Nacional.

Durante una entrevista en la cadena NBC, la asesora de la Casa Blanca dijo que Flynn sabía que se había "se había convertido en un pararrayos" por sus relaciones con Rusia.

La controversia alrededor de Flynn, un teniente general retirado que asesoró a Trump sobre política exterior desde los comienzos de la carrera electoral, había crecido en los últimos días luego de que salieran a la luz sus conversaciones con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislayak.

Flynn habló con el diplomático varias veces durante los dos meses previos a la llegada al poder de Trump, el 20 de enero, y conversó específicamente con él sobre las sanciones impuestas a Moscú por el entonces presidente Barack Obama por espionaje durante la campaña.

El problema no sólo fueron las conversaciones impropias (un ciudadano que no forme parte del gobierno no puede inmiscuirse en política exterior) sino que varios funcionarios habían salido a defenderlo públicamente, entre ellos el vicepresidente Mike Pence, después de que Flynn les asegurara en privado que no había hablado de las sanciones con el embajador.

Pero ahora que los diálogos salieron a la luz (hay grabaciones), están indignados. En su carta de renuncia, Flynn resaltó: “Sin advertirlo ofrecí al vicepresidente electo y otros información incompleta sobre mis llamadas telefónicas con el embajador. Me disculpé sinceramente con el vicepresidente y él aceptó mis disculpas”, Flynn escribió en su carta de dimisión.