El Fantasma de Sadam Husein continúa atormentando a EU

2016-12-29 | 10:43 | Agencia

Diez años después de la ejecución de Sadam Husein, el fantasma del dirigente iraquí sigue atormentando a Estados Unidos, un símbolo de su frustrada ambición de llevar estabilidad y democracia a Medio Oriente.

Cuando el dictador iraquí es ahorcado en Bagdad, el 30 de diciembre de 2007, el presidente estadounidense George W. Bush y la opinión pública de su país ya sabían que la invasión en Irak, que en ese entonces había provocado la muerte de cerca de 3.000 soldados estadounidenses, no traería los frutos esperados.

La ejecución "no pondrá fin a la violencia en Irak", reconoce el presidente estadounidense, quien previene que "quedan decisiones difíciles de tomar y sacrificios por hacer" para reforzar la "joven democracia iraquí".

Diez años más tarde, a Estados Unidos aún no le cierran las cuentas.

La "joven democracia iraquí" soñada por la administración estadounidense no logró eliminar la violencia interconfesional.

El enojo de la minoría sunita frente al gobierno de mayoría chiíta favoreció la emergencia del grupo ultra radical Estado Islámico (EI), que tiene entre sus dirigentes a exmilitares de Sadam Husein.

Más de 5 mil soldados estadounidenses siguen en el terreno, apoyo indispensable para un ejército iraquí aún incapaz de asumir solo la guerra contra los yihadistas.

En la sociedad estadounidense, que apoyó masivamente la intervención estadounidense, las heridas siguen abiertas.

El recuerdo del caos iraquí pesó fuerte en la decisión del presidente Barack Obama de no intervenir militarmente contra el presidente sirio Bachar al Asad.

En su campaña electoral triunfante, el presidente electo Donald Trump prometió no comprometer nunca más a Estados Unidos en los "cambios de régimen" o en la "construcción de nación".

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