Sociedad venezolana se encuentra deprimida y sin medicinas

2016-12-16 | 13:03 | Notimex

La sociedad venezolana se encuentra hoy sumamente deprimida como consecuencia de la “grave y prolongada crisis económica” que atraviesa el país, sostiene el psicólogo social Rubén Acuña.

“La escasez de comida, medicamentos y el incremento de la violencia criminal, con su diaria secuela de muertos y heridos ha lastimado en lo más hondo el tejido social del país”, señaló a Notimex el también presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (AVP).

Destacó el especialista que a la grave escasez de alimentos se sumó la acción desenfrenada del hampa y es muy difícil que hoy exista un venezolano que no haya experimentado el dolor causado por la muerte de algún familiar o un amigo al resistirse a un atraco, secuestro o robo.

“Lo más grave de todo es que medicamentos utilizados para tratar la depresión no se encuentran disponibles en el mercado, lo que aumenta la angustia de quienes padecen este trastorno”, explicó el catedrático jubilado de la Universidad de Los Andes (ULA).

Acuña dijo que existen al menos tres medicamentos que a lo largo de 50 años han sido el estándar de oro para el control del padecimiento, “sin embargo, de manera inesperada y sin explicación alguna, estos no se encuentran disponibles en las farmacias privadas de Venezuela”.

“La carencia de los medicamentos Anafranil (Clomipramina), Tofranil (Imipramina) y Ludiomil (Maprotilina) se inició hace ya varios meses y en las últimas semanas el problema se ha agudizado, razón por la cual los pacientes han debido interrumpir sus tratamientos”, advirtió.

Refirió que se trata de productos cuya eficacia está más que comprobada y sin grandes desventajas respecto de otros de más reciente data en el mercado, catalogados como de última generación, pero mucho más costosos.

Acuña llamó la atención sobre la gravedad del problema de abasto de las fórmulas Anafranil, Ludiomil y Tofranil porque la depresión es cada vez un problema más frecuente por varios factores, entre ellos un incremento real en la prevalencia y un mayor diagnóstico del mal.

“Además, al sustituir las moléculas consideradas de primera línea para la prescripción contra la depresión no necesariamente se obtiene la misma eficacia, a pesar de las inversiones millonarias que los laboratorios farmacéuticos realizan en ese sentido”, señaló finalmente.

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