Cuando llegó el momento en el que Jessica quiso tener hijos, su madre Julie de 44 años se ofreció a tener el bebé y así fue como en mayo del 2016 los médicos le insertaron uno de los embriones congelados y quedó embarazada, según reporta el diario británico Daily Mail.
"Estos fueron fertilizados y se transformaron en embriones, los dejaron crecer por dos semanas y luego los congelaron", cuenta Jessica.
Tras el tratamiento, el cáncer ha estado en remisión desde el 2014 y a inicios de este año, ella y su esposo Rees, decidieron someterse a un tratamiento por fertilización in vitro.
Julie comentó que los últimos tres años para ella habían sido "los peores" y que afortunadamente había tenido la posibilidad de "poner las cosas en orden".
"Siempre supe que desde muy pequeña Jess quería ser mamá, como yo".
Después de realizar el procedimiento y de hacer un estricto seguimiento, el deseo de la pareja se hizo realidad: un varón al que nombraron Jack, nació el pasado viernes pesando cerca de tres kilos.
El bebé Jack Jenkins pesó casi tres kilos. "Hemos pasado mucho tiempo en los hospitales y se ha vuelto normal para nosotros", declaró la abuela.
Internet nos acerca a miles de historias que suceden alrededor del mundo y la que te vamos a contar ahora es realmente conmovedora, ya que se trata de una mujer de 45 años quien le dio la dicha a su propia hija de convertirse en madre. "La amo tanto por haberme dado a mi hijo", finaliza Jessica. "Pero estoy muy feliz de que esta última visita haya sido por un motivo tan maravilloso".