El acoso callejero es multado en Buenos Aires

2016-12-08 | 11:51 | Agencia

Los piropos groseros proferidos por desconocidos son habituales en las calles de la ciudad, como también es frecuente que las pasajeras sufran algún tipo de manoseo en los abarrotados transportes públicos.

Frente lo anterior, el acoso callejero acaba de ser prohibido por el Gobierno de Buenos Aires y quienes infrinjan la ley serán castigados con multas de hasta mil pesos argentinos, unos 60 dólares.

La iniciativa, impulsada por el legislador Pablo Ferreyra, busca prevenir y sancionar el acoso sexual, producido en espacios públicos o de acceso público, en los que se hostigue, maltrate o intimide y que afecten en general la dignidad, la libertad, el libre tránsito y el derecho a la integridad física o moral de personas basados en su condición de género, identidad y orientación sexual.

El texto precisa que acoso sexual verbal o físico es toda conducta unidireccional, física o verbal, producida por una o más personas en contra de personas, basado en su condición de género, identidad y orientación sexual que no desean o rechazan estas conductas por considerar que afecta sus derechos a la dignidad y a la integridad.

El acoso callejero está considerado como la forma más naturalizada de violencia machista.

Hace dos años, el entonces Alcalde de Buenos Aires y hoy Presidente argentino, Mauricio Macri, puso en duda que haya mujeres que se ofendan por un piropo.

"No puede haber nada más lindo, por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés".

Sus palabras generaron un fuerte revuelo y tuvo que disculparse.

Según un informe realizado por la organización MuMaLá a principios de abril, las mujeres argentinas comienzan a sufrir acoso callejero a partir de los 9 años, por lo que se ven obligadas a tomar estrategias para sentirse más seguras en la vía pública.

En 2015, la joven Aixa Rizzo grabó un video en el que relataba las reiteradas agresiones verbales sufridas por un grupo de obreros que trabajaba cerca de su casa.

Rizzo contó también que por miedo a lo que pudieran hacerle, sacó un espray de gas pimienta que llevaba en el bolso y lo lanzó a los trabajadores, que la llamaron "loca de mierda" y dijeron que "no era para tanto".

La grabación se volvió viral y encendió un fuerte debate sobre el acoso callejero y la necesidad de un cambio cultural que le ponga coto.

Pero desde ahora, quienes cometan este delito podrán ser multados.

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