La escuela de la calle, la persecución y la violencia  han convertido a Alex Sánchez en uno de los más reconocidos expertos en pandillas de los Estados Unidos.

Su pasado como "Mara Salvatrucha", como indocumentado, como ex presidiario, como refugiado y fugitivo le convierten en una de las voces más autorizadas por la experiencia y en uno de los más acérrimos críticos de las políticas que pretenden acorralar a las pandillas desde el frente policial, ignorando la raíz social de un conflicto que se ha extendido desde Estados Unidos hasta América Central:

"Durante más de 35 años las estrategias policiales contra las pandillas han fracasado en los Estados Unidos. Esto es un hecho. Por eso llama la atención que los gobiernos de México y América Central acepten ahora los consejos y estrategias de instituciones policiales que no sólo han fracasado en su empeño, sino que además han provocado la expansión del problema de las pandillas hacia sus vecinos del sur..."

En las oficinas de Alex Sánchez en la zona de Pico Unión,  el ir y venir de algunos miembros de pandillas que acuden para pedirle consejos y ayuda, no ha cesado desde los últimos 20 años. Como cuando él mismo acudió, hacia fines de los 90, para tratar de huir de ese mundo de violencia y marginación que le arrebató su infancia y le convirtió en uno de los hombres más buscado por la policía de Los Angeles y el FBI.

Tras su paso por un infernal proceso de persecución, encarcelamiento, deportación a El Salvador y su regreso a través de México, Alex se enfrascó en una lucha que lo libró de las pandillas y de la persecución policial hasta convertirse en director de Hommies Unidos (Cuates Unidos), una organización no lucrativa que se ha especializado en programas de rehabilitación entre pandilleros.