Como salida de una película, un criminal de guera bosnio protagonizo la escena mas escandalosa en un tribunal de Yugoslavia: quitarse la vida en pleno juicio.
El suceso se produjo mientras los jueces dictaban la sentencia de las apelaciones interpuestas por seis exlíderes políticos y militares bosniocroatas, castigados por haber ejecutado una cruel limpieza étnica durante la división de Yugoslavia, durante la década de 1990.
“Praljak no es un criminal. Rechazo su veredicto“, gritó el exgeneral de la autoproclamada República Croata de Herzeg-Bosnia, Slobodan Praljak, al escuchar que le había sido ratificada la condena de 20 años de prisión que le fue impuesta por crímenes de guerra en contra de musulmanes bosnios.Luego de beber la sustancia mortal, Praljak dijo “sólo tomé veneno”, ante la atónita mirada del juez presidente, Carmel Agius, quien de inmediato pidió suspender la sesión y cerrar las cortinas del banquillo de los acusados.
Por otra parte, la botella fue recogida para determinar qué fue lo que realmente bebió el acusado. Usualmente usada para juzgar crímenes, ahora la sala 1 del tribunal de La Haya ha sido acordonada, al ser considerada como el lugar en que sucedió el sorprendente hecho.
Según las acusaciones en su contra, Praljak ordenó bombardear el puente otomano de la ciudad de Mostar, en la región de Herzegovina. En las diversas ocasiones en que se le cuestionó los motivos que lo llevaron a ocasionar daño a la población musulmana, el exgeneral señalaba que era “un objetivo militar más”.