Hernán Ouviña, la crisis como escuela de conocimiento

En esta coyuntura de aislamiento es necesario permitirnos habitar la crisis como escuela de conocimiento, es el planteamiento que sugiere el doctor, Hernán Ouviña, catedrático de la Universidad de Buenos Aires, quien se remite al autor boliviano René Zavaleta Mercado para decir que “las crisis también son una oportunidad para develar el sentido más profundo de las tramas constitutivas de una sociedad”. 

En entrevista con Notimex, el investigador considera que éste es un momento propicio para desarrollar un pensamiento que genere alternativas a esta normalidad en la que estábamos sumidos hasta hace pocas semanas, “no debería ser un momento de aislamiento social; sino para potenciar tramas de vinculación y autocuidado colectivo, como plantean los feminismos populares”. 

Aclara que no hay que equiparar el aislamiento físico producto de una cuarentena obligatoria con el ensimismamiento, el aislamiento social o el inmovilismo; es mejor “apostar por la búsqueda de alternativas que permitan la transformación integral de la vida” y qué mejor que empezar desde “ese espacio vital como puede ser nuestro hogar”. 

Advierte que, bajo el pretexto del coronavirus, pueden surgir intentos de “potencias en crisis” como Estados Unidos para comprometer libertades fundamentales, “debemos ser muy cuidadosos y cuidadosas; hay que estar en un estado de alerta permanente para que no avasallen los derechos de nuestros pueblos en este contexto de vulnerabilidad”. 

Ante una posible y profunda crisis socioeconómica provocada por esta coyuntura sanitaria, el doctor en Ciencias Sociales vislumbra una repercusión en la economía norteamericana, “intentará descargar las consecuencias de esa crisis sobre el resto de nuestro continente; México, lamentablemente, es probable que sufra algún tipo de reprimenda en ese sentido”. 

Respecto a los llamados a cuarentena, el sociólogo señala que es difícil exigir a la gente que se queden en sus casas cuando no tienen un ingreso cotidiano, “hay un sector importante de las clases subalternas cuya reproducción de la vida, hoy por hoy, en este contexto de cuarentena, no está garantizada”.

La pauperización de los sectores populares

Uno de los peligros que más saltan a la vista, a decir de Ouviña, es la exacerbación del estado de excepción como algo permanente en la vida cotidiana de los sectores populares, “lejos de apelar a la militarización, hay que complementar con políticas públicas de concientización”. 

Por esa razón considera injustificada la medida adoptada por Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, quien ha ordenado “disparar a matar” a quienes violen la cuarentena, “no tiene asidero una respuesta punitiva ante una problemática concreta donde la protesta, en el caso de ese país, es por el alimento”. 

Ante medidas adoptadas como la de Berlín, quien lanzó un fondo de 500 millones de euros para artistas y trabajadores independientes, el sociólogo consideró urgente que se implementen políticas públicas compensatorias “que puedan garantizar la reproducción de la vida en sectores populares”. 

Resaltó la necesidad de pensar en la generación de espacios propicios para la producción y socialización de contenidos culturales artísticos que operen “en términos pedagógicos y subjetivos como un antídoto frente a ciertos valores individualistas”. Hay que apelar a una actividad artística que “fomente la solidaridad, la ayuda, el apoyo mutuo, el autocuidado; no un miedo que nos paralice ni que nos genere terror”. 

Considera de suma importancia apostar a la producción de contenidos culturales de diferentes formatos que puedan llegar a todos los hogares y sectores que hoy están viéndose forzados a mantener cuarentena, “es momento para presentar políticas públicas que sitúen a la vida en el centro de su formación”. 

Ante un panorama como el actual, Ouviña acude a una consigna lanzada por Rosa Luxemburgo hace poco más de 100 años atrás: “socialismo o barbarie”. Señala que la reflexión debe partir “desde el abismo; la osadía debería ser nuestro motor y combustible porque en una época como la que estamos viviendo, hoy no cabe sino apelar a la desmesura”.