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Eduardo Álvarez, su música y Acapulco

Notimex | 20/08/2019 | 01:28

[“Nací en la Ciudad de México, pero fui concebido en Acapulco durante una segunda luna de miel de mis padres. Cuando regresaron a casa, en la capital del país, mi mamá le dijo a mi papá ‘Oye Eduardo… estoy embarazada’ y él le contestó: ‘¡Estás loca!’; pero mi madre no estaba loca, realmente estaba embarazada de mí”, narra el maestro Eduardo Álvarez a Notimex, para sustentar lúdicamente su amor por ese puerto del Pacífico y por el estado de Guerrero en su totalidad]

 

Por su vocación de servicio al pueblo, su repertorio variopinto y el compromiso de los instrumentistas para actuar bajo condiciones adversas, la Orquesta Filarmónica de Acapulco (OFA) es única en su tipo en todo el país, aseguró su director titular, Eduardo Álvarez (Ciudad de México, 1954). 

     

—Esta orquesta, que tuve el privilegio de fundar hace 21 años, es absolutamente diferente a las existentes a lo largo y ancho de la geografía nacional. Nació con el espíritu de atender a los eruditos de la música a través de galas en las que todos vestimos de frac, pero sobre todo su intención es llevar arte y cultura a las comunidades alejadas y ofrecer conciertos didácticos; es decir, no tocamos solamente en Chilpancingo o Acapulco, Iguala o Taxco—, dice el músico.

     

Lo anterior, explica con orgullo, significa que esa orquesta es de y para todos los habitantes de Guerrero, sin distingos de ninguna clase. De acuerdo con su filosofía artística, la programación de la orquesta pone especial énfasis en el pueblo, en los niños y los jóvenes, en las familias comunes. 

     

En síntesis, afirma, está para servir a la gente común, aunque también atiende las demandas de los melómanos, especialistas, críticos, profesores y estudiantes de música que piden obras del repertorio clásico universal. 

     

Su repertorio incluye música tradicional de todas las regiones de Guerrero, así como composiciones de autores contemporáneos de la entidad, con lo que promueve y fomenta la creación artística doméstica para salir de su escenario natural, el auditorio “Juan Ruiz de Alarcón”.  

     

—La entrega de los músicos instrumentistas es evidente. A veces, cuando para ofrecer un concierto salimos de Acapulco rumbo a Taxco —cuatro horas de camino de ida y cuatro más de vuelta en autobús— sucede que llegamos, descansamos 10 o 15 minutos, tocamos y nos regresamos. Son viajes pesados—, relató.

       

Álvarez que ha sido violinista de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México y director de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México continuó con anécdotas: 

     

—En ocasiones nos quedamos a dormir allá, porque en Taxco hay muchos hoteles… pero cuando nos toca ir a tocar a municipios alejados, como Tlalixtaquilla —que está a 12 horas de Acapulco—, representa un gran esfuerzo llevar a toda la orquesta (a toda, porque nunca falta nadie). Llegamos, comemos algo, tomamos cinco o 10 minutos de descanso y nos vamos al concierto. Es de noche. Hay un sólo hotel y nada más tiene cuatro cuartos. ¿Qué hacemos? Nos regresamos en el autobús y llegamos molidos a Acapulco—, narra sin afán de queja. 

     

Asegura que la orquesta enarbola tal misión y se saben conscientes de dicha responsabilidad; sus integrantes la ejercen porque están inmersos en la música y aceptan las condiciones orográficas de la entidad, que son muy complejas, cansadas, abruptas y disparejas. 

     

Las siete regiones de la entidad: Costa Grande, Costa Chica, Centro, La Montaña, Norte, Tierra Caliente y La Sierra siempre han estado incluidas en las giras de la institución sinfónica. 

     

—Todas esas experiencias han forjado y fortalecido el carácter de la orquesta y consolidado su energía y vigor para llevar un mensaje musical a todos los habitantes de Guerrero. Aparte de los conciertos que nos hacen ir a todos los confines del estado —y los conciertos didácticos—, hacemos una Temporada de Gala en la que nos presentamos en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, de frac, y nos hacemos acompañar de solistas de la envergadura de Horacio Franco, Jorge Federico Osorio, Tania Libertad y Guadalupe Pineda, entre otros—. 

     

Para Eduardo Álvarez, la OFA es una agrupación versátil que toca con solistas y directores de renombre, no se centra en los programas clásicos que desde luego interpreta, pero da importancia capital a sus conciertos con música de The Beatles, Queen, Ray Coniff y Glen Miller, lo mismo que de películas; toca al aire libre, en un club de golf, en un jardín de pueblo o en las mismísimas Grutas de Cacahuamilpa. “Tenemos un gran compromiso con el pueblo de Guerrero”, enfatiza.

 

Rumbo al Festival Internacional Cervantino

El músico se refirió a su participación en el próximo Festival Internacional Cervantino (FIC), cuya edición número 47 se llevará a cabo del 9 al 27 de octubre próximo. 

     

Por ser Guerrero el estado invitado este año en dicho festival, el 10 de octubre a las 21:00 horas, en el Teatro Juárez, ofrecerán una gala guerrerense con el flautista Horacio Franco y el pianista Jorge Federico Osorio, la cual incluye la Misa solemne a Nuestra Señora de la Luz, de Margarito Damián, (Tixtla de Guerrero, 1873), destacado músico y prolífico compositor. 

     

El programa se complementa con obras de Marcos Lifshitz (1951), Obertura a Guerrero; Michael Wolpe (1960), Concierto para flautas de pico; y Ludwig van Beethoven (1770-1827), Fantasía coral para piano, coro y orquesta Op. 80. 

     

La orquesta cerrará el festival con el concierto Arias, zarzuelas y canciones mexicanas el 27 de octubre, a las 20:00 horas en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas. 

     

El invitado será el tenor veracruzano Javier Camarena, especialista en la obra de Mozart. En la parte de canciones mexicanas se incluirán compositores como Arturo Márquez (1950), J. A. Ramírez Altamirano (1903-1957), María Grever (1885-1951), Rafael Hernández “El Jibarito” (1892-1965), José María Napoleón (1950) y José Alfredo Jiménez (1926-1973), entre otros.