Pedro Cervantes Roque | 04/08/2019 | 16:03
Uno de los derechos ciudadanos más importantes que se adquieren con la mayoría de edad, es la de votar y ser votado para cualquier cargo de elección. Sin embargo, durante muchos años existió la limitante de que solo desde los partidos un ciudadano podía aspirar a ser elegido entre otros, para ocupar desde el más modesto cargo de regidor del más lejano municipio en cualquier estado de la república, hasta contender por la presidencia de la república que algunos llamaron la “primera magistratura del país” para significar su relevancia.
Algunas modificaciones legales han permitido, con el paso del tiempo, que existan “candidatos independientes” que por sí, se postulan a los más diversos cargos. Esto permite suponer que ahora un ciudadano común y corriente que tiene el apoyo de un grupo ciudadano específico, está en la posibilidad de ser presidente de la república y, claro, gobernador de su estado natal. Las imperfecciones en el sistema que abrió la puerta al registro de “independientes” son producto de los temores que tienen lso partidos por perder de alguna manera su hegemonía en el acceso al poder.
El tema viene a cuento porque en las elecciones de 2021 los potosinos tal vez veamos uno o más candidatos sin registro de partido para contender por la gubernatura del estado. Con las disposiciones legales presentes, es posible que quienes se sienten con el valor suficiente para una postulación partidista gocen de una opción adicional para postularse “independientes”, lo cual puede significar que la contienda se multiplique y que su costo se eleve sin remedio.
No obstante, creo que uno de los beneficios de la democracia es que los ciudadanos tengan oportunidades iguales, bajo condiciones similares, a acceder a un cargo como el de gobernador del estado. Además, claro, también será posible que alguna vez veamos un Congreso del Estado mayoritariamente “independiente” y que estemos delante de la oportunidad de “contrapesar” –tal vez sea mejor decir “equilibrar”- los tres poderes del estado como una vía hacia el desarrollo sostenido y ordenado, para alcanzar niveles de vida más decorosos.
Expresar una posibilidad como equivalente a una aspiración nos permite visualizar escenarios con mayor equidad. Sin embargo, otras aspiraciones aparecen como posibles si logramos hacer que la presencia de ciudadanos independientes logre convencer a los electores de que su propuesta es válida y mejor para el futuro de nuestros pueblos. Transitar esas aspiraciones por espacios más abiertos y participativos, podría favorecer la aparición de gobierno más profesionales, más comprometidos con el electorado y, claro, con resultados que reflejen el tino de la medida.
Todo esto, lo hasta aquí expresado, quiere decir que existe la posibilidad de que los aspirantes que no logren su postulación por la vía de los partidos, puedan ser votados para darle vigencia a la promesa constitucional de otorgar a cada ciudadano, en uso pleno de sus garantías, la posibilidad de aspirar a un cargo con las mismas prerrogativas que tienen los que logren un registro bajo los auspicios de un partido político.
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