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Lamborghini Urus, una apuesta que refleja poder

Agencia | 22/07/2019 | 13:04

¿Qué hace en verdad diferente a Urus de sus hermanos SUVs de Grupo VW? Un peso “contenido”, mucha potencia, muchísima electrónica, pero sobre todo una puesta a punto extrema y un nivel de estilo inigualable.
 
Al volante todo es exclusivo, excepto porque comparte el mismo esquema de tres pantallas (pero gráficos diferentes) de toda la gama Audi, aunque sí que hay cosas exclusivas, como el diseño de todo el interior (excepto por alguno botones) y los selectores de modo de manejo.
 
Sin simulaciones, lo que se ve es lo que es, e incluso el volante en lugar de estar forrado en Alcantara, usa gamuza real, con un olor, tacto y durabilidad muy diferentes. Botones acá, palancas allá, se siente exclusivo y muy Lambo, y lo mejor es que se puede personalizar hasta el límite (tanto como pueda nuestra cartera).
 
Pueden viajar cuatro adultos, o una familia de forma segura y veloz, o incluso se un monte de comodidad y suavidad como para dormir a un bebé en su silla en el asiento trasero (lo comprobamos).
 
Al volante las cosas suceden muy rápido. El peso es evidente, pero al bestial V8 turbo no le toma más que un suspiro acelerar hasta superar los 300 km/h.
 
A pesar de superar las 2.2 toneladas, en curvas cerradas en pista o en carreteras de montaña, da vuelta con una rapidez y precisión sorprendentes, sobre todo por las barras estabilizadoras activas, la tracción integral inteligente y la dirección en las cuatro ruedas. Es sorprendente lo ágil que puede ser al límite, y más aún lo que es capaz de hacer si necesitamos detenernos. 
 
Con los discos delanteros más grandes y capaces del mundo (carbonocerámicos de 440 mm) y las pinzas de freno más grandes en producción hoy en día (10 pistones adelante), Urus se pude detener desde 100 km/h en menos de 34 metros, ¡y esas son cifras de deportivos ligeros!
 
Es una delicia de manejo sin importar si vamos en un modo de calle o en un programa para la pista, reacciona a la mínima insinuación y frena tan fuertemente que parece que se nos saldrán los ojos. No hemos manejado nada así, ¡nada!
 
Al final, toda esta parafernalia tecnológica sólo grita una palabra: poder. No potencia, porque ahí le ganan, poder porque eso es lo que representa, poder adquisitivo (más de 5.7 millones de pesos), poder tecnológico, poder en estilo, materiales y personalización, poder como ningún otro SUV del mundo.