Pedro Cervantes Roque | 30/06/2019 | 13:38
Por todo lo que sabemos qué hace, dice y califica el presidente Andrés Manuel López Obrador, ¿juzgaría usted posible la aparición de uno o varios liderazgos en México? Es por lo menos una oportunidad para que crecieran nuevas corrientes con la esperanza de modificar lo andado por el actual presidente de la república en apenas seis meses de gobierno y justo cuando se cumple un año de su elección.
La avasalladora presencia del licenciado Andrés Manuel López Obrador en todos los medios del país, con una frecuencia diaria, tan corta, que hemos andado y desandado los temas políticos, de gobierno, de las relaciones internacionales, de las decisiones económicas, con tal facilidad como si en cada caso hubiéramos alcanzado acuerdos definitivos y no quedase nada por discutir, nada por acordar. La sucesión de temas en el plano de las observaciones dispone de apenas el tiempo necesario para recordar alguno al día siguiente.
El presidente genera una cauda de seguidores que lo defienden cada vez con menos argumentos a su favor, cada vez más cansados de ir cuesta arriba. Pero también genera una corriente con desacuerdos, con desestimaciones de su trabajo –que no ha sido mucho todavía porque el trabajo no transita con la misma rapidez- y tal vez esto sirva de sustento a la aparición de personajes en busca de liderazgos con la oportunidad de crecimiento para contender en futuras elecciones.
Este gobierno, como ningún otro, ofrece oportunidades de organización a nuevos partidos. Bien vistas las cosas, buena parte de los quehaceres del presidente tienen un carácter muy cercano al que debe tener un candidato en campaña. Eso podría justificar el nacimiento de partidos pero también el acomodo de otros líderes, o quizá de un solo líder que encuentre la oportunidad de ascender al poder con miras distintas, quizá más cercanas a los conceptos ciudadanos sobre desarrollo económico y política social.
Inteligencia y personalidad son dos cualidades indispensables en un líder que busque encabezar movimientos políticos de cualquier signo. Para quienes se dedican al diseño de estrategias para fines electorales, el primer reto a vencer es el de localizar el personaje con esas dos cualidades y tratar de sumar otras que también son indispensables. No creo que estemos lejos de presenciar ese tipo de sucesos en México. Entre tanto, los ciudadanos hemos de estar más atentos en lo que suceda para no caer en el plano de las decepciones, como hasta ahora nos ha pasado cuando creemos que todo va a cambiar y todo sigue igual. O peor.
Los intentos han sido tan insignificantes que ni siquiera podrían ser considerados como beneficiarios de una circunstancia pocas veces vista en nuestro sistema político a lo largo de su existencia. Han surgido alianzas entre gobernadores sin llegar a conseguir el apoyo de sus coterráneos. Los partidos buscan ofrecer el mejor espectáculo democrático pero no logran convencer al ciudadano sobre su autenticidad y validez. Es hora que no surge un liderazgo con tamaño y seriedad, pero la oportunidad se ofrece en bandeja de plata, como si el presidente no se hubiera percatado de cuanto puede suceder en el entorno si todo sigue como va.
En este momento el panorama no registra esas posibilidades de que surjan nuevos líderes, porque también es cierto que abarcar mucho es apretar poco. Y, sin embargo, hay pequeños indicios que se prestan para el surgimiento de nuevas inquietudes, de nuevas esperanzas no hay más que esperar.
pedrocervantesroque@yahoo.com.mx