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ESPACIO DE REFLEXIÓN

Dr. Jaime Chalita Zarur | 17/06/2019 | 00:40

De Diógenes compre un día la linterna a un mercader; distan la tuya y la mía cuando hay de ser o no ser.
 
Blanca la mía parece; la suya parece negra; la de él, todo lo entristece; la mía todo alegra.
 
Y es que en el mundo traidor nada hay verdad o mentira; todo es según el color del cristal con que se mira.
 
Frase de los versos de Ramón de Campoamor, incluido en su poema de 1846 “Las dos linternas” perteneciente a su obra “Las Dolorosas”
 
 
ENTRE LA VERDAD Y LA MENTIRA, entre la conveniencia y los intereses, los datos y las encuestas que refieren números, los de cada quien; entre las realidades y sub realidades, las mezclas de unas y otras cosas, entre lo que se ve y ven otros pero, igualmente, lo que no vemos y ven otros; los espacios vacíos y los repletos, entre todos ellos se mueve el ser humano, sin importar género, condición o creencia o profesión de fe.
 
AHÍ ESTAMOS TODOS, LO MISMO pasa en el mundo entero a los seres humanos, realizando, acentuado intercambios de ideas y conocimientos que se pretenden sean en beneficio de las personas pero no termina de serlo.
 
TODOS QUIENES HABITAMOS este Planeta, que en su mayoría vamos y venimos intercambiando cualquier cosa, desde formas de vida, ideas y culturas, en la inmensa mayorías del mundo, estamos bajo regímenes “democráticos” que intentan dar orden a la vida gregaria, bajo normas de conducta, y con ellas tratar de hacer la convivencia que sea posible dentro de lo permitido, y abstenernos de lo que no lo está. No me queda claro cuándo de aplicar la ley se trata, pues cuando la justicia se aleja, luego aparecen las justificantes de los responsables del por qué no, mezclando verdades con mentiras.
 
ENFRENTAR NUESTRAS VIDAS cotidianas queriendo alguna parte de la sociedad cumplir con lo obligado, pero con otra parte de la misma, ejerciendo su continuo abuso al delinquir, ante la incapacidad de contención, tanto de la sociedad como de las autoridades, no es fácil y cada vez se torna más complicada la relación entre los más de siete mil millones de personas que ya somos en esta Planeta. Mientras quienes deberíamos estar entregados al trabajo en la comunidad en la cual nos desenvolvemos, otros están al acecho de ver y observar cómo nos lastiman.
 
PARA HACER NUESTRA SITUACIÓN más compleja, todos los días vemos cómo las diferentes informaciones saturan el espectro de nuestro entendimiento, pero los protagonistas, quienes son ocasión de las noticias, todos, tienen su verdad, sus datos, sus números, vamos, su versión de lo que les sucede a ellos y a nosotros.
 
HEMOS DICHO QUE TENER esperanza en un solo hombre para que resuelva nuestros problemas, es un grave error, pero igualmente es un error creer en el mismo orden de ideas lo que una sola persona afirma.
 
LA MANIPULACIÓN DE LAS personas es real y la dirección que se hace de la mayoría de la gente desde los poderes políticos a una sociedad, aún cuando no es o no sea, dirigido a nuestros connacionales, es realidad. Esta manipulación nos puede mover en cualquier sentido y muchas veces sólo en razón de los intereses de algunos en posición de hacerlo.
 
LA CULTURA DE LA VERDAD encaminada al bien común, haciéndonos responsables de nuestros actos, cada día es más complicado encontrarla. La continua ansiedad de muchos por tener más poder y más dinero, cifrados en la egolatría, codicia y hedonismo, hacen que la gente invente historias mentirosas o digan medias verdades, enconando a la sociedad, inundando y saturando cuanto esté al paso de todos.
 
Además, cada quien con su tema, que se constituyen en preocupaciones personales, manteniéndonos en la expectativa de lo que pasa o pasará en el día por transcurrir, siempre a la defensiva, aplicando nuestra propia interpretación, queriendo derribar, literalmente al de enfrente, sea o no sea adversario, para conseguir lo anhelado y, aplicar cada quien la concepción de su realidad.
 
LA VIDA EN COMÚN SE TORNA imposible, cada ser humano tiene sus interpretaciones propias y en una falta casi total de conciencia social, nos peleamos unos con otros por causas cívicamente inaceptables. Cuidado, tendríamos que recomponer las formas todos, de cómo relacionarnos con los demás sin caer en profecías falsas.
 
@jaimechalita