Una reyerta entre presos de una cárcel cercana a la capital de Honduras se saldó este miércoles con un muerto y más de una docena de heridos, algunos de gravedad, informaron fuentes oficiales.
El suceso tuvo lugar en la Penitenciaria Nacional, la principal cárcel del país, situada a 25 kilómetros al norte de Tegucigalpa y considerado uno de los más conflictivos de los centros penitenciarios que hay en Honduras, afirmó a periodistas el subdirector del Instituto Penitenciario, Germán McNeil.
El enfrentamiento, según las primeras investigaciones y versiones de algunos de los heridos, ocurrió entre pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS13) e internos comunes, al parecer por pugnas de poder entre dos grupos.
McNeil indicó además que, según la investigación preliminar, el fallecido, que no ha sido identificado, y los heridos se enfrentaron con armas cortopunzantes y con palos de madera.
Aseguró que la situación al interior de la Penitenciaria Nacional fue controlada minutos después del enfrentamiento con el apoyo de distintas fuerzas del orden.
Más de una docena de internos que resultaron heridos, algunos de gravedad, fueron trasladados al Hospital Escuela de Tegucigalpa, afirmó a periodistas la portavoz del nosocomio, Laura Schoenherr.
Entre los heridos han sido identificados los internos Óscar Elvir, Edgar Ford, Rafael Morales, Ronald Ruiz, Jefry Enrique Castillo, Roni Hernández, Edwin Vallardo García, Brayan Oliva, Nelson Varela y Christian Interiano, agregó.
La Penitenciaria Nacional, al igual que el resto de las cárceles de Honduras, es considerada una "bomba de tiempo" por el hacinamiento y otras condiciones infrahumanas en las que viven los presos, lo que reconocen las máximas autoridades del país.
En las cárceles de Honduras impera la sobrepoblación y el hacinamiento, la falta de instalaciones físicas adecuadas, de condiciones de higiene y salubridad, lo que reconocen las autoridades del país.
El sistema penitenciario de Honduras, compuesto por una treintena de cárceles, alberga a 17.712 presos, cuando su capacidad máxima es de 8.000, y menos de la mitad de los reclusos han sido sentenciados, según cifras oficiales.
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