Las autoridades de Sri Lanka conmemoraron hoy discretamente el décimo aniversario del final de la guerra entre el Ejército y la guerrilla de los Tigres Tamiles (1983-2009), mientras todavía están latentes los miedos tras los ataques terroristas que el mes pasado causaron 253 muertos y 500 heridos.
A diferencia de años anteriores, no hubo desfiles militares ni grandes eventos y la única ceremonia organizada por el Gobierno tuvo lugar hoy, un día después del aniversario, por haber coincidido con el principal festival budista de la isla, Vesak.
La conmemoración tuvo lugar, además, apenas un mes después de los atentados a varias iglesias y hoteles de lujo reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), algo a lo que se refirió el presidente esrilanqués, Maithripala Sirisena, en su discurso en el evento de hoy.
"Nos hemos visto obligados a enfrentar un tipo completamente diferente de terrorismo global tras 30 años de guerra en el país. Tenemos paz en el país de nuevo al haber sido arrestados o muertos en combate los individuos involucrados en este terrorismo en la nación durante el último mes", afirmó el dirigente.
Por orden del Gobierno, todos los lugares de culto, viviendas, comisarías y campamentos militares deberán encender una "lámpara de la paz" a última hora de la tarde en memoria de los soldados y policías caídos en las tres décadas de conflicto.
Mientras las autoridades recordaron hoy las bajas militares de la guerra, la comunidad tamil lo hizo un día antes en su principal bastión, la Provincia Norte, donde se congregó entre fuertes medidas de seguridad.
El memorial de la playa Vellamullivaikal, donde tuvo lugar la última batalla entre el Ejército y los Tigres Tamiles, acogió ayer a vecinos, estudiantes y familiares de los fallecidos y desaparecidos durante la guerra civil.
En el acto, la organización Foro para el Recuerdo Mullivaikkal, enfocada a buscar soluciones para los tamiles desaparecidos y la ocupación de sus terrenos por parte del Ejército, pidió el apoyo de la comunidad internacional para obtener justicia tras el "genocidio" contra esta minoría.
La guerra entre el Ejército gubernamental y la guerrilla de los Tigres Tamiles dejó una cifra no verificada oficialmente de entre 60.000 y 100.000 muertos, además de numerosas acusaciones de violaciones de los derechos humanos.
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