Para quienes nacimos en esta Tierra Potosina, como aquellos que hemos nacido igualmente en lo que parecen crisis económicas interminables, nos debemos preguntar que hemos hecho con nuestras vidas y la relación entre los mexicanos, que hemos dañado tanto.
Cierto, debería ser muy bueno que, las personas progresaran en aprovechamiento de las ventajas que nos dan la ciencia y la tecnología, por cierto en estos días abandonadas, desde el sector público, estas magníficas herramientas de modernización pero, se miraría en forma inversa, nos destruimos más fácilmente.
La destrucción del ser humano, parece que va en aumento y, es que, parafraseando a los griegos, el hombre se ha vuelto el mismo lobo del hombre. La muerte y los atracos ronda la vida ya, de todos los mexicanos. ¿A donde llegaremos? Parece que es de poca importancia lo que sucede en nuestro entorno cada vez más próximo a lo que personalmente se quiere y ama.
¿A donde se ha ido nuestras vidas? México, parece estar en una guerra desigual. No se ve por donde terminar tantas muertes violentas, aún cuando no se reconozca, tal situación y, se quiera vender una realidad diferente, convenciéndonos de que no, se ha escapado de la tranquilidad de la población civil.
Hemos insistido en la dignificar nuestras corporaciones policiacas, no sólo eso, buscar esquemas económicos y coordinación, junto a capacitación y equipo apropiado, para que puedan hacer su trabajo en la protección de los demás.
Llega poco o, no llega nada, espacialmente en los municipios alejados y desprotegidos de las grandes capitales de los estado, la ayuda requerida. San Luis Potosí, ya no escapa a estas tragedias y pérdida de la ciudad tranquila que teníamos y, los convulso nos alcanza.
Aquello que se veía solo lejano sucediera, en nuestro entorno, hoy pasa y nos maltrata. La sociedad va por ningún lado, todos contra todos y, sálvese quien pueda.
Traiciones, faltas a la verdad, hacerse de las propiedades de los demás, a costa de la que sea, incluso matar, es en lo que nuestro comportamiento ha ido derivando.
Asaltos en motocicleta, a restaurantes, a negocios, a personas, incluso a quienes tienen capacidades diferentes y ancianos. Se perdió todo. La práctica de la desencia, la de asombro, de la cultura del trabajo y el esfuerzo, del respeto a la vida misma, vamos, parece que aun a pesar de los avances en descubrimientos que nos deberían servir para vivir mejor, vivimos mucha muy mal.
¿Habría que refundar nuestro País? No me queda la menor duda. Las formas de vida que hemos adoptado, nos han arrebatado mucho de la convivencia social, pero igualmente legal, en función de la impunidad. A los delincuentes les sale muy barato lastimar nuestra persona y patrimonio; así será mientras no exista un sistema punitivo verdadero.
Prevención, nos toca a los ciudadanos pero, ejecución de la ley, le toca a las autoridades. Muy claro es el panorama.
Sin embargo prevenir en momentos de esparcimiento, sería muy complicado, no se puede disfrutar cuando se convive con la familia y al mismo tiempo, estar vigilante del entorno; más bien sería la presencia de policías inhibiendo a quienes quieran delinquir.
Vemos que la delincuencia y corrupción, no se terminan por decreto o, con buenas intenciones. Tampoco será sólo la Guardia Nacional, la que termine con nuestros males violentos. Trabajar todos en conjunto en favor del bien común, desterrando a los elementos malos, debe ser el camino.
Oportunidades para quienes quieren estar del lado correcto de la vida, con trabajo y esfuerzo, es lo que hace falta. Tampoco se trata de regalar los ajeno. Estudio, preparación, esfuerzo, conquista del peldaño que sigue, recuperar la dignidad.
@jaimechalita