Las llamas que nos envuelven

Y NO ES CON LA INTENCIÓN DE hacer uso peyorativo de una circunstancia que verdaderamente está preocupando a las autoridades de todo el país. El hecho de que México está en llamas, y el término pudiera aplicarse a la política, a la economía y hasta la propia sociedad si gusta, sin embargo la reflexión, amigo lector, la quiero dirigir en lo particular a lo que ocurre en las zonas rurales, boscosas, y en general en la serranía de la república mexicana que reporta no menos de 90 incendios forestales que están sin control aún y siguen causando además de un daño forestal, un riesgo latente a la población civil, por lo que no se puede quitar el dedo del renglón en el sentido de que no hay políticas efectivas ni personal, ni siquiera recursos para poder hacer frente a este tipo de problemas por parte de los estados, que quedan rebasados, y que en muchos casos solo queda esperar a que las lluvias lleguen pronto, a pesar de la intensa sequía que prevalece y en lo cual San Luis Potosí le está haciendo frente a lo propio.

Y LO VISTO DESDE AQUELLOS QUE han sido testigos de los siniestros es que desde los helicópteros se tendrá un panorama, pero no será la mejor manera de realizar acciones, sobre todo para motivar la participación de una población que poco o nada sabe de la forma en la que se deben prevenir los incendios, sobre todo cuando estos pueden estar relacionados con la disposición de residuos, como basura; el uso del fuego con fines agrícolas o doméstico o en lugares recreativos, se convierten en un factor más, que sumado al de la naturaleza por la falta de lluvias, pueden estar elevando los termómetros mucho más de lo que normalmente podrían marcar durante esta temporada del año.

Y DE VERDAD QUIERO HACER hincapié en algo que es digno de tomarse en cuenta y que refiere al riesgo y al daño que implica un incendio de gran magnitud, y que arrasa con todo lo que hay a su paso, dependiendo de la dirección y de la velocidad del viento, que en este caso en San Luis Potosí ha jugado un papel completamente en contra. Ya se están dando casos de viviendas en las zonas rurales, sobre todo entre pobladores que viven cerca de sus parcelas, que son consumidas totalmente por el fuego, y deje usted, bomberos o unidades protección civil o personal del ayuntamiento… No ha habido ni siquiera vecinos que hayan acudido a ayudar en ninguno de los casos.

SI SE LO MENCIONO EN UNA condición pequeña, es porque la misma condición se puede traducir a una condición más grande. En el caso de San Luis Potosí, que pudiera estar volteando a las zonas limítrofes para ver qué estado vecino le ayuda, la respuesta quedaría en un largo eco de auxilio!!, porque todos los demás estados en mayor o menor medida, están teniendo el mismo problema.

SI “TLÁLOC” NO LLEGA, Y LAS condiciones de viento siguen siendo las mismas durante las próximas semanas, las cifras que aún no son alarmantes sobre el daño a las zonas forestales, sobre todo en los que son recursos maderables, y zonas de cultivo y conservación natural, podrían cambiar de manera drástica.

VALE LA PENA RECORDAR QUE durante el gobierno de Fernando Toranzo Fernández, se vivió en San Luis Potosí uno de los episodios más duros de sequía de los que se hubiera tendido memoria en los últimos 20 años, que vino acompañado de una intensa temporada de incendios entre el 2014 y 2015, que devastó en gran medida pastizales en un 90 por ciento, y arbustos y árboles en el resto. Cobro la vida de un brigadista y de una mujer mayor por intoxicación por monóxido de carbono, además de pérdidas en el ganado y otros animales de granja que fueron alcanzados por los incendios, dando como saldo total un daño superior a las 10 mil hectáreas.

Hoy para San Luis Potosí no se puede hablar aún de daños hasta que la crisis haya concluido; se asegura que de hecho se tiene que medir con un polígono satelital que complementa con fotografías y vuelos aéreos hechos por helicópteros y drones a fin de determinar la superficie de los daños.

Los primeros factores que a nivel global se observan y es lo primero que hay que atacar:

1.-Falta de un Programa de Protección Permanente

2.-No hay un ordenamiento territorial

3.-Falta mayor coordinación interinstitucional

4.-Falta de educación forestal en la población

5.-Persistencia en la población de prácticas tradicionales agropecuarias

6.-Falta de medios logísticos e infraestructura adecuada

7.-Resentimiento social en la población

8.-Falta de incentivos por la protección del bosque.

HASTA LA PRÓXIMA.