Encuentra maneras activas de ser feliz: no basta con decir “quiero ser feliz”, sino trabajar en ello, ¿cómo?
Pasa tiempo de calidad con tus seres queridos: la felicidad es contagiosa, por eso es importante rodearte de gente positiva y buena onda.
Todos los días haz algo que te ponga contento: correr, andar en bici, yoga, lo que quieras. El ejercicio regular ayuda con el estrés y la depresión, mejora tu ánimo y te ayuda a dormir bien.
Sé generoso con los otros: ser amable con otras personas te va a dar una sensación de satisfacción e incrementará tu autoestima. Las pequeñas acciones cuentan, ponte metas como hacer sonreír a alguien o escucharlo mínimo 15 min. Agradece a las personas que te dieron algo o escribe diario alguna cosa que te puso contento en el día.
Cultiva “pensamientos felices”: no se trata de ser optimista a loco, sino aceptar que las cosas malas (si te pasan) son pasajeras y que no tendrían que afectar tu vida de manera permanente.
Trabaja tu bienestar espiritual: encontrarle sentido a las cosas aumenta nuestro compromiso y mejora nuestro estado de ánimo y rendimiento. No significa tal cual creencias religiosas, sino focalizar en tus propósitos y sentido de la vida. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué puedes hacer para que el mundo sea un mejor lugar?
Perdona: ser rencoroso o estar enojado con otros lo único que te traerá son emociones negativas que impedirán que seas feliz. Move on!
No te compares con otros: la comparación es una de las fuentes de infelicidad, voltear a ver lo que tienen los demás y no ser agradecido no te va a dejar ser feliz con lo que ya tienes.
Sigue los consejos del libro: La ciencia de la felicidad de Ben Shahar