Aunque a muchos no gustará el regreso del alcoholímetro a la capital potosina, la verdad es que se trata de una medida que en mucho contribuirá a que disminuyan los percances automovilísticos fatales que tantos hogares enlutan porque gran parte de estos son causados, o consecuencia, de que los conductores de los vehículos se encontraban en estado de ebriedad, como lo demuestran las pavorosas estadísticas, lo que convierte a esa medida tomada por el ayuntamiento de la capital en una de las acciones más efectivas y concretas dirigidas a combatir una de las principales causas de muerte entre los jóvenes potosinos, como son los accidente vehiculares por conducir bajo los efectos del alcohol.
Desde luego, como siempre ocurre ante acciones de gran alcance ya empezaron las críticas calificándola de recaudatoria y posible generadora de abusos policiacos a los derechos humanos de los sorprendidos tripulando una unidad automotriz luego de haber ingerido más bebidas alcohólicas de las que puede soportar el control de sus actos como el estar al volante.
Esta acción persecutora de ebrios conduciendo un vehículo seguramente será digna de aplauso para aquellos padres de familia que cada fin de semana se quedan en casa con el Jesús en la boca porque sus hijos salieron al antro o cualquier punto de diversión donde no dejarán de tomarse unas copas por lo que, eventualmente, algunos no regresarán con vida o sanos y salvos al sufrir un posible accidente automovilístico como tantas veces ha ocurrido recientemente y durante los últimos dos años por las tragedias de ese tipo que se han registrado al calor del alcohol.
Con los retenes que empezaron a instalarse desde ayer jueves en las principales avenidas de la ciudad, el temor a ser detenidos u obligados a pagar una multa que podría llegar a los seis o diez mil pesos inhibirá en parte a los valientes de siempre que pese a estar ya en estado inconveniente se niegan a aceptarlo o regresar a casa en taxi bajo el titubeante argumento de ”ando bieeen y sin razonar se trepan así a sus unidades con fatales consecuencias.
No es la primera ocasión que se aplica el alcoholímetro en la ciudad pues hace años durante el trienio en la alcaldía de Jorge Lozano Armengol el entonces jefe
policiaco Alejandro Flores Balderas lo aplicó, logrando una sensible baja en el índice de accidentes por accidentes mortales de tránsito.
No faltan los que recuerdan que al ir conduciendo con unas copas encima por esa época y al divisar el retén a distancia optaban por orillarse y estacionar su vehículo para seguir su camino en taxi y evadir la revisión, lo que de alguna manera era disculpable pues ya no proseguía su camino en calidad de probabilidad de riesgo fatal
Por consiguiente, y en función del objetivo central de evitar más muertes por conducir alcoholizados un vehículo no queda más que reconocer lo acertado de la medida tomada por la administración municipal a cargo de Xavier Nava que pocos se atrevían a decidir por temor a las infaltables críticas ante algo que afecta la comodidad de la irresponsabilidad de muchos al saltarse la advertencia de que el alcoholímetro acecha en las principales avenidas de la ciudad y que, de no tomar en cuenta que de ser sorprendido en estado de ebriedad cualquiera puede ser remitido a los separos u obligado a pagar hasta diez mil pesos de multa según el nivel de
ebriedad que muestre, así que mucho ojo al tomarse unas copas antes de ponerse al volante..