1. Comienza por lo más sencillo, apoyándote por la tecnología
Vivimos en una era donde tenemos el conocimiento de la humanidad al alcance de la mano, y eso no discrimina a los idiomas. Si te interesa aprender una nueva lengua, de la cual no tienes mucho conocimiento, ¡no te mortifiques! Comienza a seguir portales o páginas que generen contenido sobre las cosas que te gusten, redactadas en el idioma que buscas aprender.
Esto no solo te permitirá ir asociando conceptos y palabras claves que ya conoces en la vida cotidiana, sino que permitirá descubrir palabras nuevas y relacionadas a temas sobre los que sueles leer.
Algo tan sencillo como cambiar el idioma de tu Instagram, tu Facebook o en la configuración general del celular, hará que amplíes tu vocabulario de un forma fácil y rápida, en vista de que son elementos que observas todos los días.
2.¡Deja salir tu cinéfilo interior!
El cineasta francés Jean-Luc Godard en una entrevista -Traducción: “Soy un adicto a las películas, absolutamente loco por el cine”.-
Así es, el cine es un elemento clave en el aprendizaje de un idioma. A través de las películas, podemos captar paulatinamente las palabras aprendidas, la gramática formal e informal, así como el uso de expresiones sencillas utilizadas en la vida diaria.
Por ejemplo: si lo que buscas es aprender francés, puedes buscar una lista de películas famosas en ese idioma, y así, además de conectar con nuevas palabras y expresiones, expandes tu cultura general.
No desaproveches cada oportunidad que se te presente para relacionarte con el idioma. Busca músicos, entrevistas a tus artistas favoritos, películas de animación que hayas visto en la infancia, y todo cuanto te ayude a escuchar, leer y repetir lo que vayas aprendiendo.
3.Carga contigo un diccionario físico o digital
Un buen diccionario no solo te saca de dudas, sino que añade a tu conocimiento nuevos usos de una palabra, así como sus ejemplos en oraciones sencillas que puedes emplear en conversaciones de la vida diaria.
Por supuesto, no siempre cargaremos encima un diccionario que restará espacio y comodidad a nuestra rutina, por ello es recomendable tener una versión digital (disponible en múltiples aplicaciones tanto para Android como iOS), que te darán acceso a cuantas dudas se te presenten a lo largo del día.
4. Habla contigo mismo
Hablar solo y en voz alta, ayuda no solo a practicar la fluidez, sino a revisar qué puedes mejorar en tu pronunciación, apoyándote siempre de referencias (películas, canciones, entre otros).
Una conversación en solitario nos da la confianza de repetir tantas veces consideremos necesarias, una oración, un diálogo, o la pronunciación de una palabra complicada.
Al hablar contigo mismo, puedes incorporar las palabras recién aprendidas. Otra cosa que también suele resultar muy útil, es decir en voz alta las acciones que conforman tu rutina. Curiosamente, encontrarás que quizás haya más similitudes entre tu lengua materna y la que buscas aprender.
5. Ten paciencia y confía en ti mismo
En muchas ocasiones, solemos tirar la toalla al darnos cuenta de que aprender un idioma es un proceso que puede tomar meses, incluso años en perfeccionarse. Pero, no olvides que la magia ocurre en los detalles, y que cada pequeño momento del día que destines a practicar, cuenta para tu enriquecimiento personal.
No tengas pena de intervenir en tu clase de idiomas, levanta la mano y da lo mejor de ti. Puede que tu pronunciación no sea la más precisa, o el orden de los argumentos sean algo primitivos, pero la intención es lo que cuenta y mientras más practiques, más correcciones tendrás por parte de tus profesores o tus guías.
Aprender un idioma puede llegar a ser una experiencia divertida, placentera y fascinante. Todo depende de tu compromiso y la forma en la que incorpores esta nueva etapa de tu vida a la rutina.
