Los familiares de las víctimas de la explosión de la toma clandestina de combustible en Tlahuelilpan clausuraron el canal de riego donde ocurrió la tragedia del 18 de enero, cuando una toma clandestina se incendió en la comunidad de San Primitivo, perdiendo la vida 130 personas.
Al cumplirse un mes de la explosión, los deudos de las victimas arribaron al mediodía al campo para rezar y reubicar las cruces de madera y mármol que quedaron pendientes el domingo de ser movidas de la orilla de la zanja hacia el frente de un árbol ubicado en el fondo del cauce.
Mientras las mujeres rezaban al pie de las cruces, los hombres procedieron a echar paladas de tierra al canal, por espacio de 20 minutos, hasta el arribo de un tractor con el que dieron celeridad a los trabajos.
La clausura del canal de riego se dio sin presencia de autoridades estatales, municipales y federales; sólo una patrulla de la policía estatal se ubicó en la esquina de la zanja y la carretera que conduce a la comunidad de Teltipan, Tlaxcoapan, para observar a la distancia.
Los trabajos duraron cerca de una hora, en la que los pobladores taponaron media extensión del canal que es responsabilidad de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En la contra esquina, personal de la dependencia federal continuó con los trabajos de acontecimiento de la nueva canaleta por donde se desviará el cauce del agua que anteriormente corría por el canal de la tragedia.
Durante los trabajos, deudos de las victimas informaron a Excélsior su intención de que los cerca de 50 metros de extensión que mide el canal se conviertan en un pasillo en memoria de las víctimas.
Al fondo –señalaron- se dejarían cuatro cruces de gran tamaño y otras más pequeñas, con los nombres de las víctimas.
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