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Presentan libro sobre activista y espía cubana Teresa Proenza

Notimex | 17/02/2019 | 02:47

Del Doctor, investigador y escritor Xavier Guzmán Urbiola, esta noche se presentó el libro “Para que no se olvide: Teresa Proenza (1908-1989). Una espía cubana en la política, la cultura y el arte de México”, en el Palacio de Bellas Artes, cuyas indagaciones iniciaron en los albores del año 2006.

 

Invitados para verter sus comentarios, estuvieron Ana García Bergua, Ricardo Pérez Mantfort, Carlos Martínez Assad, Carlos Illades y Carlos Silva; Carlos Guevara Meza fue el moderador.

 

Tocó a la narradora y escritora mexicana Ana García Bergua, Premio “Sor Juana Inés de la Cruz” 2013 por su novela “La bomba de San José” elevar primero la voz.

 

Dijo que “Para que no se olvide: Teresa Proenza (1908-1989). Una espía cubana en la política, la cultura y el arte de México, de Xavier Guzmán Urbiola, refleja la pasión que el autor tiene por la investigación, detallada, minuciosa y siempre el rigor que cada caso requiere. “Su amor por el detalle ha aportado numerosas historias”, añadió.

 

La escritora comentó que entre anécdotas, relatos, sucesos e información revelada hasta ahora, Guzmán Urbiola se adentra en la vida de Teresa Proenza, en un volumen lleno de sorpresas. “El historiador ha destacado desde hace varios años por su conocimiento de la arquitectura, mismo que aplica a historias interesantes para todos los lectores”, anotó.

 

Ciertamente, el autor desempolva para conocer con más detalle la vida de la activista cubana. El libro fue escrito con cariño entrañable, eso se nota en cada página. Además de revelar datos sobre la vida de ese personaje, reconstruye la vida cultural, social y política del México del Siglo XX, dejando ver que Proenza fue amiga de grandes personajes.

 

En su momento, el autor señaló: “Lo escribí desde el afecto, no me interesa enjuiciar a nadie, lo hago como historiador”. Él conoció a Proenza y entablaron una amistad durante varios años. Habló del compromiso de ese personaje como militante, su reflexión después del deshielo tras la muerte de Stalin y la severa autocrítica que ejerció sobre sí misma.

 

El libro está hecho con fuentes de primera mano, como el archivo de la propia Proenza, que se encuentra resguardado en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y de su expediente en la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

 

El 80 por ciento de lo que se menciona era desconocido hasta antes de la publicación de este libro. Mucha gente que tuvo acceso a los manuscritos, y ahora al libro, podrá asombrarse por la cantidad de episodios y hechos que contiene; “está lleno de sorpresas”, aseguró Guzmán Urbiola como preámbulo a la presentación de esta noche.

 

Teresa Proenza nació en Cuba en 1908 y murió en 1989 en México. Su trayectoria abarca casi completo el siglo XX. “Traté de hacer la historia de una militante comunista típica, con todos sus compromisos, sueños, desencantos, autocrítica y cambios de enfoques. A ella le tocó vivir situaciones muy singulares del siglo XX”, abundó el autor del volumen.

 

Esa mujer salió de Cuba por un bombazo en su casa, por la militancia comunista de sus hermanos. “Era el año 1932, los hijos varones huyen a Colombia, y los padres enviaron a su hermana Caridad a Guatemala, mientras que a Teresa y Juana Luisa a Honduras. En 1933, Teresa llega exiliada a México. Era el fin del maximato y principio del cardenismo.

 

Se involucró en diversos movimientos, fue activista y corresponsal en la Guerra Civil Española y durante la Batalla de Teruel envió colaboraciones a periódicos cubanos. En 1945 conoció a Narciso Bassols, Enrique González Martínez y Diego Rivera, con quienes hizo amistad cada vez más cercana; aunque diferían en política, la admiraban mucho.

 

Xavier Guzmán recordó que Teresa Proenza le decía que conocer a Diego Rivera fue el “bálsamo que la ayudó a superar su sectarismo”. También fue amiga y confidente de Frida. Poco antes de morir Kahlo, Proenza se convirtió en secretaria de Diego, quien le otorgó un nombramiento para que desarrollara su trabajo y la protegiera en sus actividades como agente.

 

Después de enero de 1959, como agregada cultural y de prensa de la Embajada de Cuba en México, pasó información a comunistas destacados y le tocó recibir a Lee Harvey Oswald, quien solicitó una visa para entrar a la isla. “Nunca ha quedado claro si dicho encuentro fue casual. Sin embargo, ese hecho la marcó para el resto de su vida”.

 

“Mi relación de amistad con ella fue muy espontánea. Ella donó su archivo al Cenidiap del INBAL”, agregó Guzmán Urbiola, quien fue Subdirector de Patrimonio Artístico, del INBAL. “Realicé esta investigación con fuentes de primera mano sobre la personalidad y participación de Teresa en momentos clave de la historia contemporánea”, concluyó.