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Cinco consejos para usar el estrés a tu favor y que ayudarán a tu salud

Agencias | 24/01/2019 | 19:02

Aunque no lo creas el estrés puede ser beneficioso. De acuerdo a Very Well Mind, existe el estrés bueno, o eustrés, que sentimos cuando estamos emocionadas. El pulso se acelera y el cuerpo libera adrenalina, pero no hay ninguna amenaza o miedo. Si recibimos un ascenso en el trabajo o salimos en la primera cita con alguien, esto es lo que sentiremos.
 
También está el estrés agudo, cuando un evento nos sorprende, algo inesperado sucede y debemos actuar rápido. El estrés agudo trae consigo emociones negativas, pero lo necesitamos para lidiar con todos los problemas impensados que puedan presentarse en el camino de manera inteligente. Muchas veces, cuando pensamos en el estrés, estamos pensando en este tipo de estrés. Pero en realidad deberíamos preocuparnos por el estrés crónico.
 
Cuando pasamos por situaciones repetitivas que nos generan malestar, muchas veces nos encontramos ante el estrés crónico: ese tipo de estrés que está constantemente contigo, y que, si se mantiene así por mucho tiempo, puede traer consecuencias para la salud mental y física.
 
El estrés agudo no tiene por qué provocar estrés crónico. Si manejas la respuesta de tu cuerpo enseguida, de forma eficiente, no debería dejar secuelas. Estas son algunas maneras en las que puedes usar el estrés, bueno y malo, a tu favor.
 
1. Construye tu resiliencia
Nadie alcanza el éxito desde el sofá. Es tomar un montón de riesgos y participar de muchas situaciones estresantes, con caídas o aciertos, lo que nos impulsa más alto. Esto incitará situaciones de estrés bueno y malo, que te harán más fuerte y te forzarán a superar situaciones, ayudándote a tener más resiliencia para las que vendrán.
 
La resiliencia, según la asociación de psicólogos de Estados Unidos, es la capacidad de levantarse después de caer en la vida. Esto no significa que ser resiliente implique no ignorar o embotellar los sentimientos negativos. Al contrario: tener resiliencia se trata, sobre todo, de vivir a través de ellos.
 
2. Conoce tus límites
Para lidiar adecuadamente con el estrés, debes saber decir que no alguna vez. Por supuesto, esto no es fácil para muchas: nos gusta aceptar más y más responsabilidades para no decepcionar a nadie. Dos cosas pueden terminar sucediendo: no puedes con todo lo que hay en tu plato o haces todas las tareas acompañada de la sombra del estrés.
 
Cuando tenemos cuidado sobre las responsabilidades a las que decimos que sí, nos estamos cuidando a nosotras mismas. Nos estamos dando tiempo para manejar situaciones estresantes y recuperarnos de ellas. No puedes hacer felices a todos; lo más importante es que te hagas feliz a ti misma.
 
3. Piensa y no rumies
Usa el estrés para pensar soluciones a tus problemas, pero diferencia la preocupación que tiene un objetivo de aquella que carece de uno. La rumiación es el hábito de repetir pensamientos una y otra vez, creyendo que esa repetición llevará a la solución del problema.
 
Una vez que te das cuenta de que estás rumiando, no tienes muchas opciones. Puedes decidir que no quieres o aceptar que no puedes actuar sobre el problema en el momento. Si es así, distráete cada vez que el mismo pensamiento irrumpa en tu mente. Intentar no pensar en el problema solo atraerá más pensamientos sobre él. En su lugar, haz algo productivo, participa en una actividad que te gratifique o que signifique un paso más hacia el futuro que deseas.
 
Tu otra opción es decidir que puedes hacer algo y comenzar a trazar un plan de acción. Una vez hayas decidido qué vas a hacer, da el salto. Cuando se haya resuelto el problema por el que te estás obsesionando, sentirás una carga menos sobre tus hombros.
 
4. Aprende a manejar el estrés crónico
Esta es la forma problemática de estrés, que se produce al haber vivido una o varias situaciones estresantes repetidas. Tanto el estrés agudo como el eustrés, si quedan embotellados, pueden convertirse en estrés crónico. Este es el tipo de estrés que ha sido relacionado con una gran variedad de enfermedades, desde problemas del corazón hasta depresión.
 
Debes encontrar estrategias para manejar el estrés de manera sana, antes de que el problema se convierta en algo peor. No hay una receta que funcione igual para todos. Desahógate con una amiga, compartiendo un café. Medita, haz yoga o sal a correr. Pasa más tiempo divirtiéndote. Descubre lo que funciona para ti y comprométete con tu bienestar.
 
5. Aprovecha las oportunidades
El estrés nace de lo impredecible. Por eso, indica un cambio que está por acontecer. Algo está sucediendo ahora mismo y a lo que debes responder rápido. Cuando te encuentres en una situación estresante, reconócela como un desafío nuevo que podría llevarte en una nueva dirección. Condiciónate para ver el estrés como una oportunidad y aprovéchalo para crear un cambio. Esta situación quizá sea el momento que estabas esperando para hacer modificaciones en tu vida. El estrés nos impulsa a innovar y a usar nuestra creatividad.