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Vivir en los tiempos de la IV Transformación: Antorcha

Plano Informativo | 16/01/2019 | 13:49

“Mejor me voy de San Luis, ya no puedo vivir aquí, me sacaron mis cosas de la casa, y pues la verdad no puedo pagar renta, me cobran 2000 por mes y para mi es mucho; si pago renta que les doy de comer a mis hijos, mejor voy a irme a Canadá, allá están contratando gente de México, el pasaje es gratis y te dan un departamento para que vivas”. Comenta Celia López Miranda, ex obrera de la fábrica General Motors, quien hace unos días ocupaba de manera irregular -hace más de 4 años-  un departamento en el fraccionamiento Nueva Progreso, ubicado al Sur de la Ciudad.

Esta situación de ocupación de viviendas o predios de forma irregular, es una de las opciones -o quizá la única-  de muchas familias proletarias del área metropolitana de esta ciudad, para hacerse de un hábitat donde alojarse, ante las dificultades económicas por no poder pagar el arrendamiento de una vivienda o adquirir una, debido al salario sumamente bajo que perciben la mayoría de ellos, una remuneración que no cubre ni el costo de su alimentación, como lo afirmara hace unos días -a propósito del incremento del salario mínimo- Luisa María Alcalde Luján,  de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, STPS, “Los trabajadores que en la actualidad reciben un salario mínimo, tendrían que laborar tres jornadas más que un trabajador de la década de los años setenta para mantener el mismo nivel de vida”.

El problema de la vivienda y su complejidad en el área metropolitana de San Luis Potosí,  se incrementa  de manera proporcional a la demanda de mano de obra de las empresas relacionadas a la industria automotriz, por la inmigración  de miles de obreros de los municipios circunvecinos de la entidad,  y de estados vecinos, y  que no cuentan con una buena remuneración para pagar renta o adquirir una vivienda. Este problema social lo pudiéramos ver también de forma paradójica,  a mayor crecimiento económico -del  cual  se hace mucha alharaca de que tenemos un crecimiento de 7.6 %- mayor pobreza y marginación a las clases laborantes por la falta de vivienda.

Restringido para los trabajadores la vivienda.

“Para los obreros que ganen menos de 5 salarios mínimos es difícil que puedan acceder a un crédito hipotecario de una vivienda”, informó  Alfredo Narvaez Robles, delegado estatal  de  del Infonavit, y agregó, que existen 93 mil solicitudes de vivienda popular, pero no pueden ser beneficiados los solicitantes porque su salario no les alcanza para adquirir un inmueble, ya que las aspiraciones de los deficitarios de vivienda es poder adquirir una casa entre los 300 y 600 mil pesos.

En este agudo déficit de vivienda para los pobres, los únicos beneficiarios son los voraces arrendatarios de vivienda quienes rentan departamentos (en el mejor de los casos) o minúsculos cuartuchos  -peores que en las vecindades de hace unas décadas-   a precios exorbitantes y también los llamados ahora desarrolladores inmobiliarios, que ponen a la venta inmuebles a crédito, y que al paso de los años -20 o 30 años-  pagan hasta cinco veces su costo por la suma de intereses en su valor inicial, es decir, si les costó en un inicio 300 mil pesos al final con todo e intereses, tienen que pagar 1 millón y medio.

¿Qué sentido le dará el gobierno de la IV Transformación al problema de la vivienda?

La sana lógica sería que el gobierno actual,  aumentarán los subsidios y apoyos para que los trabajadores que ganen menos  de cinco salarios mínimos,  fueran beneficiados con créditos para adquirir una vivienda, además de que  toda persona que labora en el empleo formal, por años, se les descuenta de su salario “a lo chino” las cuotas al Infonavit, sin embargo en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 no contempla el programa de acceso al financiamiento para soluciones habitacionales y algunos subsidios para la vivienda, esta situación seguro,  aumentará en los próximos años,  las dificultades  para que los obreros fabriles puedan adquirir una vivienda.

El problema de vivienda en San Luis Potosí, un problema social. ¿Cómo resolverlo?

“Gano 1200 a la semana y destino gran parte de salario a la renta de este cuartucho, frío y húmedo, que comparto con otra amiga que tiene una niña, igual que yo, y pues cuando salimos a trabajar nos vamos con mucha preocupación porque no podemos dejar a nuestras niñas solas, y cuando de plano no tenemos quien nos las cuide, las dejamos todo el día encerradas, porque en la vecindad hay muchos problemas, hay problemas de drogadicción o de alcoholismo con varios de nuestros vecinos; vemos muchos hechos de violencia familiar casi todos los días, pero más los fines de semana, cuando llegan los vecinos borrachos y hacen mucho escándalo; tenemos un solo baño para asearnos y hacer nuestras necesidades, con el riesgo de contraer una enfermedad; no tenemos privacidad, los tendederos son comunes y nos roban nuestra ropa, hasta las prendas íntimas, es un infierno vivir aquí,  vemos mucha violencia, y hasta crímenes; ¿pero a dónde ir?, sino tenemos siquiera un modesto terreno en el  cual levantar una casita aunque sea de madera, ¿qué va hacer de nosotros y de nuestros hijos?,  aquí vemos a muchos pequeños que se drogan,  y ya desde esa edad vemos que andan robando para comer o para conseguir droga. Inquiere preocupada Cecilia Juárez, arrendataria de una vecindad de la colonia Satélite, madre soltera y obrera de una fábrica de plásticos.

Aquí el artículo  el artículo IV de nuestra Constitución, que dice: Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo, estorba, no es aplicable.

Tampoco toda la ciencia económica de nuestro actual régimen,  no sirve para atenuar la injusta situación de pobreza y marginación en que viven miles de potosinos, por la falta de un lugar donde vivir.

En estos cinturones de miseria y de abandono en que viven miles de familias, seguro que estudiosos de los problemas de la psicología social y de la sociología, pudieran encontrar las causas de muchos de los problemas de  criminalidad en nuestra sociedad, que tienen su origen en las condiciones de pobreza y de hacinamiento en que viven miles de familias  en las grandes urbes como es ya nuestra ciudad.

Pero también en estos lugares, poco a poco, la nuevas generaciones de proletarios; van despertando de su letargo y  descubren en carne propia, que mientras unos sectores de la sociedad, los poderosos de este país viven en grandes residencias, disfrutando de su hábitat en grandes espacios, llenos de hermosos jardines, albercas, campos de golf privados, etcétera; ellos no tienen ni siquiera un espacio donde levantar un modesto techo, ellos, los productores de  toda la riqueza social; los que con  sus rudas manos levantan impresionantes carreteras, edificios, palacetes y toda la bella urbanidad de las grandes ciudades. Ellos también saben que el problema de vivienda  no se acaba con  gobiernos de cuarta, y que solo su decidida lucha, organizada y consciente, en contra de todo lo injusto de esta sociedad, es como podrá resolverse el problema de la vivienda, como ya lo planteaba Federico Engels, uno de los fundadores de la teoría Marxista hace 146 años, en su libro Contribución al Problema de la Vivienda. Que así sea.