Creció 59 por ciento éxodo centroamericano de 2000 a 2012 FAO-Cepal

El éxodo centroamericano entre los años 2000 y 2012 creció 59 por ciento, según el nuevo Atlas de Migración, hecho en conjunto por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Según el subdirector general del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la FAO, Kostas Stamoulis, la migración sería un efecto de "la inseguridad alimentaria, las crisis climáticas, la erosión del tejido social y la falta de oportunidades económicas en las aldeas y territorios rurales de estos países".

A su vez, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, lamentó las "imágenes de multitudes de personas que huyen de la desesperación" de los países del Triángulo del Norte, formado por Guatemala, El Salvador y Honduras.

Bárcena dijo que antes que quedarse en sus lugares de origen, muchos migrantes "han optado por recorrer tres mil setecientos kilómetros con sus hijos sobre sus espaldas, cruzando dos o tres fronteras, bajo lluvias torrenciales, vadeando ríos tropicales".

La FAO Guatemala dijo que entre 2000 y 2012 creció casi 59 por ciento el número de personas que emigraron de las naciones del Triángulo Norte centroamericano.

El 77 por ciento de los habitantes rurales en Guatemala son pobres, y la pobreza en Honduras afecta al 82 por ciento de los habitantes rurales, apuntó.

Según el informe, la violencia y la inseguridad también son factores importantes que impulsan a las personas a emigrar, así como la reunificación familiar.

Puntualizó que la tercera causa de la migración es el cambio climático. “No hay dudas de que el cambio climático está jugando un papel muy importante”.

De acuerdo con el informe, “existen profundos vínculos entre el mundo rural y las tendencias actuales de migración”.

“No proponemos que se deba retener a todos los habitantes rurales en sus territorios para siempre, pero sí proponemos que la migración debe ser una elección voluntaria y no una decisión forzada por condiciones intolerables de desesperación y abandono”, enfatizó Stamoulis.